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ÁLVARO CERVANTES EL PLACER ES NUESTRO

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Cumplió los 16 en un plató de televisión, fue candidato al Goya con su primer papel protagonis­ta (‘El juego del ahorcado’, 2008) y repitió nominación el año pasado con ‘Adú’. Su última fiesta interpreta­tiva en ‘Donde caben dos’, de Paco Caballero, saca su lado más ‘orgiástico’ y deja su talento al desnudo. Por Sonia Guijarro.

Basándonos en hechos objetivos, podemos afirmar que este es el año de Álvaro Cervantes. Al estreno de la comedia de Paco Caballero Donde caben dos, la mejor fiesta de swingers que van a encontrar los espectador­es en el cine según sus palabras, el actor catalán de 31 años suma un proyecto tan intenso como la serie más bestia de su carrera ( Carlos, Rey Emperador, 2015-2016). Será una película que rodará en otoño, de la que no puede dar detalles para no gafarla. De lo que sí habla es de su papel de Mecha en Malnazidos (Javier Ruiz Caldera y Alberto de Toro), película que estrena en septiembre; del fin de rodaje de una coproducci­ón entre Luxemburgo y Alemania, Maret, dirigida por Laura Schroeder; de la serie Los relojes del diablo, ya en Cuatro; de El tiempo que te doy, apuesta de Netflix con una debutante Nadia de Santiago en el guion y la dirección… Confirmado, estamos en el ‘año Cervantes’.

Si empezamos por el principio, es obligado remontarno­s a 2005 y a la serie de TVE Abuela de verano. No pude tener mejor comienzo en este oficio. Para mí fue como un campamento de verano, en el que Joaquín Oristrell, la directora Yolanda García Serrano y Rosa Maria Sardà fueron excelentes monitores. Los mejores. El último día de rodaje, en un rincón de Cerdanyola, Yolanda se acercó y me dijo que su amigo Gómez Pereira buscaba a un protagonis­ta adolescent­e para su película. Yo te veo, ahora haz tú lo que quieras, me dijo. ¿Y qué quiso hacer?

Ir a muerte a por ella.Compré la novela de Imma Turbau en la que se basa El juego del ahorcado y la devoré. Luis San Narciso, el director de casting, me advirtió de que buscaban otro perfil, pero no me arrugué. Sucedió.

No solo sucedió. Además le valió la nominación al Goya a Mejor Actor Revelación así, de entrada.

Fue increíble, emocionant­e. Recuerdo ir al cóctel de nominados muy mal vestido, hecho un pintas. Desde entonces he tenido la suerte de que mi evolución haya sido progresiva, una curva ascendente. Me siento afortunado.

Después llegaron dos adaptacion­es de Federico Moccia, Tres metros sobre el cielo y Tengo ganas de ti, ambas dirigidas por González Molina y ambas protagoniz­adas por su amigo Mario Casas, con quien ha compartido en los últimos Goya una nominación (aunque en diferente categoría). ¿Se alegró de que Casas se llevara el gato al agua?

Mario le da sentido a la palabra carisma, un tipo encantador desde siempre, magnético. Empecé haciendo anuncios de chicles Boomer con él, con su hermana Sheila, en la serie Abuela de verano estaban otros dos hermanos suyos, Óscar y Christian, he estado en su casa con su familia, pasó a recogerme cuando fui a hacer la prueba para Tres metros sobre el cielo (él ya había sido elegido para el papel de Hache)… ¡Cómo no voy a alegrarme de sus éxitos!

Para los propios, ¿en qué se inspira?

La pasión es mi inspiració­n.

Ha trabajado en Estados Unidos, en Hanna

(Joe Wright, 2011), junto a Saoirse Ronan. ¿Cómo andan por allí de pasión?

Fue una colaboraci­ón muy pequeña,

“Paco Caballero tiene una energía maravillos­a, que siempre predispone al buen rollo. El primer día de rodaje nos recibió con una fiesta que inauguró con su saludo ninja, saltito incluido”.

pero enseguida intuí que allí no hay límite de tiempo ni de recursos. Me dieron un teléfono de prepago y me llamaban cuando me necesitaba­n, hubo varias veces que no se pudo rodar y no pasaba nada. Joe Wright estaba relajado. En nuestra industria hay calidad pero a costa de un trabajo titánico y un montón de profesiona­les valientes. Respecto a mi trabajo, al final, es el mismo en cualquier parte. Cuando gritan ‘acción’ se pone en marcha un mecanismo interno que es universal.

¿Con qué pieza de ese mecanismo se queda?

Con la que tiene que ver con la gestación del personaje, cuando empieza a bullir la imaginació­n y a cocerse una nueva realidad. Hay actores que bucean en su interior para crear, yo prefiero olvidarme de mí, salir, y convertirm­e en otra persona desde fuera. Estamos tanto tiempo siendo nosotros mismos, con lo que eso implica, que olvidarte de ti por un rato viene muy bien.

Hablando de olvidos, en la película de Dani de la Orden Loco por ella, su personaje tiene que enfrentars­e a los lapsus patológico­s de Susana Abaitua. ¿Lo recuerda?

Todas las películas que he hecho son especiales para mí porque he elegido hacerlas, pero Loco por ella va más allá. Cuando me plantearon hacerla no puse ni un pero, me dejé llevar. Todavía estoy muy pegado a ella y me sigue poniendo los pelos de punta. La película, y la confianza de Dani de la Orden, además de las directoras de casting, Ana (Sainz-Trápaga) y Patricia (Álvarez de Miranda) que me invitaron a asomarme a la comedia entonces, y ahora al cine de acción con Malnazidos.

En Malnazidos repite con Miki Esparbé y con Luis Callejo, ambos en Donde caben dos. ¿Los actores se ponen de moda?

Yo esto de la moda no lo veo. Hay mejores momentos por las circunstan­cias, pero lo interesant­e es mantener una línea de largo recorrido, a pesar de que este es un mundo incierto. Hay que intentar que cada momento sea ‘el momento’. Con Miki, con Luis, con Ricardo Gómez, con quien también coincidí en 1898. Los últimos de Filipinas (Salvador Calvo, 2016)… Trabajar con todos ellos es una delicia siempre. Cuando me fueron contando el reparto de Donde caben dos

me dio subidón, hay gente a la que quiero y a la que admiro. Poder formar parte del club Paradiso es un sueño. Raúl Arévalo, por ejemplo, para mí es una referencia. Cuando no me tocaba rodar me quedaba en el combo a ver sus escenas.

¿Y las de su hermana, que también trabaja en la cinta?

Eso ya ha sido el súmmum. Ángela es una curranta, lleva años trabajando, y ahora empieza a ver los frutos, estoy superorgul­loso. Solo hay una pega, y es que la primera película en la que coincidimo­s, que nuestra abuela querrá ver sí o sí, tiene muchos momentos ‘orgiástico­s’… y eso nos lo complica un poco.

¿Podría definir a su hermana Ángela en tres palabras?

La puta ama.

Quizá para Paco Caballero quiera emplear alguna más.

Es un apasionado del cine con una energía maravillos­a, siempre nos predispone al buen rollo, lo adoro. Para que te hagas una idea, el primer día de rodaje recibe al equipo con una fiesta y un saludo ninja. ¡Eso no tiene precio!

Caballero ya lo ha llamado pero, ¿cuál es esa que aún no se ha producido y que le haría feliz?

Me esfuerzo por no esperar nada, lo que tenga que ser, será. Hay muchos universos de los que me gustaría formar parte, en especial del de Paco León. Me apasiona su manera de disfrutar con el trabajo, de experiment­ar.

“Me esfuerzo por no esperar nada. Pero hay universos de los que me gustaría formar parte, como el de Paco León y su manera de experiment­ar”.

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Álvaro Cervantes es Raúl, uno de los clientes del club ‘swinger’ Paradiso.
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