Ana Polvorosa, por Con quién viajas.
Con la película ‘Con quién viajas’, la intérprete consigue lo que pretendía su director, sorprender con una actuación fresca y divertida que consolida una carrera que empezó a los 13 años.
Realizar un film ‘sin pretensiones’ esconde muchas veces el fantasma de lo fácil y lo acomodaticio. Pero no es en absoluto el caso del debut en la dirección de largometrajes de Hugo Martín Cuervo, quien en Con quién viajas aborda un modesto pero brillante film que se estrenó en el último Festival de Cine de Málaga, rodado casi por entero en un coche y protagonizado por Ana Polvorosa, Salva Reina, Andrea Duro y Pol Monen. El reto para los cuatro y el realizador y guionista era complicado: no aburrir con una road movie que transcurre en un único escenario y con muchos diálogos escritos en el móvil, lo que podría enfríar la respuesta del público cuando, en realidad, la comedia habla, entre otras cosas, sobre los prejuicios entre desconocidos. Se trata de divertir –confirma Ana Polvorosa (Getafe, Madrid, 1987)–, sin buscar más, pero con una historia tan sencilla como original. Todo empieza como una comedia de enredo y poco a poco la película va transformándose en un thriller cuando Julián (Salva Reina), el conductor, empieza a revelar sus ocultas intenciones.
El mejor momento. Terminada justo antes del confinamiento en febrero del año pasado y rodada en apenas tres semanas, Con quién viajas coincidió para la actriz con el final de la última temporada de Las chicas del cable y la preparación de la inminente La Fortuna, la serie con la que debuta en televisión Alejandro Amenábar ( Todo un privilegio, según la actriz), lo que confirma el excelente momento de la carrera de la madrileña. El guion me pareció muy fresco, con la excusa de la aplicación de viajes compartidos y me llamó la atención que todo sucediera dentro de un coche, en un plató, utilizando cromas para simular que estábamos en la carretera. El encuentro con Martín Cuervo y conocer el nombre de mis compañeros de rodaje terminaron de convencerme, asegura. Salva es una de las personas más divertidas que conozco y su personaje, tan desfasado, propició momentos de risas increíbles que paraban el rodaje. Él se lo pasa pipa y eso se transmite enseguida, revela la actriz que llevaba sin aparecer en la gran pantalla desde Pieles (2017) de su íntimo amigo Eduardo Casanova, al que conoció en la ya mítica Aída (2005-2014) y con el que trabajará a partir de octubre en la esperada
La piedad, su segunda película.
Trabajo y suerte. Me encuentro en un momento selectivo y, si puedo, prefiero elegir mis trabajos, afirma la intérprete. Tuve otros proyectos pero ahora me siento con la libertad de hacer lo que quiera así que he optado por estas películas y series. En este oficio hay que trabajar mucho y bien y, también, tener suerte, y yo siempre he sido muy afortunada, concluye acordándose de su debut a los 13 años en Raquel busca su sitio (2000). Ahora diría a esa niña que se calmase, porque todo llega y hay que saber aprovechar las oportunidades que te da la vida. Luchar por lo que quieres.
Se ha convertido en poco tiempo en una de las grandes de su generación. La catapultó una educadora social de barrio gitano, la Paqui de ‘Carmen y Lola’, y detrás de su Goya vinieron sonados trabajos, en cine y teatro. Carolina Yuste (Badajoz, 1991) protagoniza ‘Sevillanas de Brooklyn’, hace doblete con ‘Chavalas’, ha llegado para quedarse y además tiene voz propia.
DE QUÉ VA: Para salir de la ruina, la madre (Estefanía de los Santos) de Ana (Carolina Yuste) urde una farsa que pasa por acoger a un estudiante americano (Sergio Momo).
Chicas de barrio. Tiene esa dureza del barrio bajo que conmociona. Es fuego, es vendaval, es verdad. Así la ve la directora que le dio la primera y sonada oportunidad en el cine, Arantxa Echevarría. Amén y doblamos: personalidad de rompe y rasga, algo que podríamos denominar elegancia racial, y sabe bien lo que es tener un pie dentro y otro fuera del lugar de origen, un barrio pacense humilde, como Ana en la comedia romántica Sevillanas de Brooklyn, de Vicente Villanueva, realizador de comedias como Toc Toc (2017), Nacida para ganar (2016) o Lo contrario al amor (2011), y, antes, en el thriller Hasta el cielo, de Calparsoro. El barrio marca también a las Chavalas de la ópera prima de Carol Rodríguez, donde comparte cabeza de cartel con Vicky Luengo (entrevista en págs. 58 a 61). Estoy muy cerca de entender todos estos personajes. Parte de mi familia materna es de Cádiz, de La Línea y de San Roque, y me crie en un barrio de Badajoz; Estrella (Hasta el cielo) era peluquera, como mi madre, pero ¡hay tantas chicas de barrio diferentes! Todos los ingredientes que tienes dentro aparecen a la hora de trabajar y están en tus personajes, pero no me interesa construir solo a partir de mis vivencias. Tiro mucho de imaginación. Para eso estudié cuatro años: para aprender la técnica. Aunque recurro también a la intuición, al corazón, al impulso. Soy poco racional. Me lanzo. Ya aprenderé después si no funciona. Pero nadie va a dejar de comer ese día porque yo no haya estado muy fina en una secuencia, dice esta bellotera vegana.
Cambios. Anda de mudanza estos días, instalándose en Barcelona por unos meses. La culpa la tiene un secretísimo proyecto para una plataforma. La poderosa Prostitución, de Andrés Lima, lo más heavy que me ha pasado nunca, que la ha reunido sobre el escenario con Carmen Machi y Nathalie Poza, llegará también allí este diciembre, por tres semanas. El teatro es mi casa, es sagrado, no quiero dejar de hacerlo. Pero no quiere ir al trote, con la presión de este año veloz y fructífero: He currado mucho, pero acabo de empezar. Llevo 11 años viviendo en Madrid, me vine de Badajoz con 19, y la ciudad, como concepto, no me acaba de interesar. Me veo más viviendo en el campo, con río cerca, que ese sea mi hogar, como ha hecho mi madre, que vive en el monte, en un valle de Portugal, ese es mi referente cercano, y cuando tenga que currar en la ciudad, pues voy.
Aprendiza. De sus veteranos compañeros de reparto en la cinta de Villanueva, que cuenta con Miguel Poveda y Vanesa Martín en su banda sonora, destaca que defienden su manera de abordar sus trabajos sin miedo al juicio externo o a tener que revisarlo con el director. Y tienen una mirada muy generosa para el resto del equipo.
Iba para bailarina, así que un poco flamenca ya era antes de estas Sevillanas de Brooklyn: Sabía bailar la primera, pero necesité entrenamiento para las demás.
Y sin duda se le dan bien los acentos y la imitación (véase su estupenda Amy Winehouse de El cover, el debut de Secun de la Rosa): Parece que sí, que salvo el gallego, que siempre que lo hago termino en Buenos Aires, o el asturiano, se me dan bien. Y me gusta mucho, porque cuando trabajo en otro acento me permito jugar más, estoy menos cohibida.
Ganas. Cuando las mujeres tenemos reconocimiento, éxito, tendemos a justificarnos y venirnos a menos. Pero si echo la vista atrás pienso que me lo he currado. Trabajé en una tienda para pagarme mis estudios de interpretación, pasé muchos meses sin ver a mi familia, pero no creo en la meritocracia, la sociedad es injusta, tengo muchas compañeras que se lo han currado igual que yo. Me atrae la gente que, sin ser tan conocida, pone en marcha ideas nuevas y cuenta historias diferentes, que pone el foco en temas no trillados, que no son tan visibles en la sociedad, que hacen justicia y generan algo luminoso, amor a la diversidad, reivindicación de la igualdad… A mí eso es lo que me interesa. Me gusta estar en óperas primas. Y, bueno, me fascina Isaki Lacuesta. Hay más: Quiero empezar a contar mis propias cosas. Crearlas. Que las ideas partan de mí. Y en algún momento sucederá.
ESTRENO: 17 SEPTIEMBRE
Sevillanas de Brooklyn (España, 2021, 97 min.). COMEDIA.