(… Y CINCO RAZONES PARA ODIARLO)
1 NO SOPORTA LAS MALAS CRÍTICAS
Lo que incluso podría ser entendible, pero el caso es que no solamente se las toma muy mal (y nunca responde a preguntas sobre esas películas en concreto) sino que intenta siempre desmarcarse del resto de sus compañeros de fracaso y justificar que no aprecien su interpretación echándoles las culpas a ellos o al director. Un ejemplo de ello: la comedia fallida Navidades, ¿bien o en familia? ( Jessie Nelson, 2015).
2 ‘CHALAMETMANÍACO’
Su ego supera con creces sus 1,78 metros de altura. De ello saben mucho los periodistas (el grupo de damnificados que ha tenido que soportar sus desplantes y ataques de soberbia en algún festival puede dar fe), ya acostumbrados al Timothée huraño y al crecidito porque ha sido premiado. La humildad parece no ser el fuerte del actor y no sabemos si todavía (cumplirá 26 en diciembre) está a tiempo de remediarlo.
3 PESADILLA EN RODAJE
O si no pueden preguntar a Felix van Groeningen, quien lo dirigió (o al menos trató de hacerlo) en el drama paternofilial Beautiful Boy, siempre serás mi hijo (2018), y que ni lo mencionó (sí a Steve Carell, que encarnaba a su padre de ficción, y que también terminó harto del joven actor) en su paso por el Festival de San Sebastián. Especialmente intensito e interrumpiendo el rodaje estuvo asimismo en la épica
The King (David Michôd, 2019).
4 ¿OPORTUNISTA?
Tras perseguir a Woody Allen por toda Nueva York, presentarse en sus lugares favoritos con libros, discos y un look Scott Fitzgerald de Humana, logró ser el protagonista de Día de lluvia en Nueva York (2019). Todos los elogios a Woody Allen mutaron en negarlo como San Pedro a Jesucristo, exigir ser borrado del reparto del film y pedir que no se estrenara jamás cuando estalló la injusta caza de brujas contra el director.
5 LA VERSIÓN ODIOSA DE JODIE FOSTER
De raíces galas (que recuerda cada cinco minutos), le pierden sus calculadas y estiradas poses afrancesadas (con insultos en el idoma de Victor Hugo a algunos periodistas) y esos ataques de intelectualidad que hacen pensar en una Jodie Foster decididamente antipática.