Fotogramas

CUATRO PASOS EN EL DELIRIO

Llegan cuatro remakes de cuatro episodios míticos de ‘Historias para no dormir’: abrimos la puerta que da a ese universo de terror y suspense para hablar con sus directores e intérprete­s. Por Fausto Fernández (Sitges).

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1. ‘EL ASFALTO’ La ciudad no es para mí

Un cuento existencia­l. Paula Ortiz

(La novia) define así su puesta al día del mítico dramático (Ni siquiera pertenece a Historias para no dormir, pero es uno de los trabajos más recordados de Chicho, apunta la directora) basado en un cuento de Carlos Buiza. Me interesaba esa idea de una ciudad que se traga literalmen­te a un hombre sin que a nadie le preocupe, prosigue Ortiz. Esa fisicidad es la que aparta mi versión de la original. Sigue habiendo un poso azconiano más que kafkiano en lo que aportaron al guion Manuel Jabois y Rodrigo Cortés.

Historia dramática que es la de un repartidor de comida a domicilio (Dani Rovira) atrapado en ese asfalto ante la indiferenc­ia del mundo salvo la de su compañera (Inma Cuesta). Me parecía muy adecuado que le sucediera todo a este delivery,

gente invisible y explotada, saca su vena activista Dani Rovira. El poso metafórico y social es muy evidente en el episodio,

añade la actriz protagonis­ta, pero también me quedo con el viaje emocional de ella ante la tragedia, ante esa ciudad que engulle a aquel que ama.

2. ‘EL DOBLE’ Tú y yo somos tres

Rodrigo Sorogoyen ( Madre; la serie Antidistur­bios) se estrena en el género de terror/fantástico –No por falta de ganas, asegura. Soy un gran aficionado y tengo cosas escritas, que espero convertir en película o en serie algún día, que son totalmente de género– con una adaptación muy libre del Historias para no dormir original interpreta­do por un descomunal Luis Prendes y que tenía su origen en un cuento breve de ni más ni menos que Ray Bradbury. Estaba esa idea base del clon, muy potente a muchos niveles, visuales, de cine de ciencia ficción, pero que a mí me sirvió para hablar del universo de la pareja. Con un reto extra, como era ver a David Verdaguer desdoblado en dos personajes diferentes, uno de ellos un clon. Cuando te haces actor no imaginas que algún día acabarás rodando una escena en la que te peleas contigo mismo, reía David. Aunque quien ría la última sea Vicky Luengo, la actriz que, como en toda la obra de Sorogoyen, encarna la fuerza de lo femenino.

3. ‘LA BROMA’ Lo que cuenta es el final

La última risa/sonrisa de La broma es la que contiene la clave del juego con el thriller que ha establecid­o Rodrigo Cortés (Buried) con otra pequeña joya del catálogo de la serie escrita y dirigida por Chicho Ibáñez Serrador. Quería hacer algo muy noir, muy de la Perdición de James M. Cain llevada al cine por Billy Wilder. Algo muy también de los Coen, de Sangre fácil o de Fargo con esa mezcla entre el humor negro y lo peor del ser humano.

Sí, somos todos lo peor, confirma Eduard Fernández, el bromista y maquiavéli­co protagonis­ta de La broma. No hay en este triángulo nadie que merezca la pena. Somos seres ambiciosos, mentirosos y asesinos. El mío es incluso peor: muchas de estas barbaridad­es las hace porque se aburre, halla diversión en el mal. Junto a él su esposa en la ficción, una Nathalie Poza que a partir del guion que teníamos exploré cómo podría ser mi personaje, La Marquesita, ese clasismo y racismo que deja caer como si nada; qué tipo de pasado tenía y cómo había llegado a ese punto de pensar que matar a alguien es como ir de compras. El tercero en discordia es Raúl Arévalo, un personaje que parece ser una víctima, un instrument­o de ese matrimonio fatal, pero por quien el intérprete no siente ninguna compasión: Es un tipo despreciab­le, un cobarde y de esa clase de mosquitas muertas de las que es mejor no fiarse.

4. ‘FREDDY’ Historias de la televisión

Estamos ante el más metarrefer­encial de los episodios de este revival. No por nada su acción transcurre dentro de la grabación en TVE del Freddy de Chicho Ibáñez Serrador que tuvo lugar en 1982 en la fallida reedición de Historias para

no dormir. Siempre tuve claras dos cosas, es así de contundent­e Paco Plaza, director y coguionist­a junto a Beto Marini: Chicho tenía que ser uno de los personajes del remake y estilístic­amente tenía que ser un giallo italiano como los de Mario Bava o Dario Argento.

Sobre lo primero, sí, Chicho es parte importante del relato y su álter ego es el gran Carlos Santos. Resultaba un poco raro, habla el actor, que siendo esta aventura un claro homenaje a Chicho y su legado, mi Chicho tuviera ciertas zonas de sombra, cosa todo de Paco Plaza y que, sí, le dan un tono inusual, pero comprensib­le dado que se trataba de alguien muy perfeccion­ista y comprometi­do, casi diabólicam­ente, con su trabajo.

Sobre lo segundo, sí, puro giallo comenzando por ese muñeco con vida propia que acaba dominando a André, una creación interpreta­tiva de Miki Esparbé: Se trata de una historia de ambición y manipulaci­ón, pero también, a su manera, de amor. De hecho es un triángulo entre André; Charly, el muñeco, y Olga (Adriana Torrebejan­o), que es la única luz en ese túnel de oscuridad en el que me adentro en el episodio. La actriz apuesta asimismo por ese romanticis­mo extremo: Olga se enamora de André a través de Charly, el muñeco y creo que ese sentimient­o acaba siendo muy fuerte y verdadero para ella aun con todos los asesinatos sangriento­s que se suceden a su alrededor. ESTRENO: 5 NOVIEMBRE EN AMAZON PRIME VIDEO

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