ALBERTO ORTEGA
Lo que iba a ser un largometraje se convirtió en una serie de cuatro capítulos por el interés del proyecto.
Alo largo de las grabaciones que le hicimos a Raphael, recuerda Alberto Ortega (Madrid, 1983), codirector de la serie, hubo dos momentos muy especiales que van a mostrar su faceta más humana. El primero, que puede verse en el capítulo uno, fue cuando le dimos a leer una carta que le dirigió a su amigo y manager Paco Gordillo y que había olvidado por completo. El otro, en el capítulo tres, cuando le preguntamos por su trasplante. En ambas ocasiones se quebró y, al borde del llanto, no pudo seguir. Esos instantes de intimidad compartida, en los que Raphael dejó aparecer a la persona, a Rafael Martos, disiparon cualquier duda que los cineastas hubieran albergado sobre si podrían aportar en Raphaelismo algo que no se hubiera dicho ya sobre él.
Hemos contado con un equipo de seis profesionales buscando documentación por todo el mundo, porque hablamos de un artista global, que está celebrando sus 60 años de carrera y que sigue en plena actividad. Este esfuerzo de documentación queda patente en la cantidad de metraje original y fotos que se ven.
Las sorpresas las dio también alguno de los invitados al hablar sobre el cantante. Descubrimos que Carlos Areces es uno de sus fans más entusiastas y nos enseñó, en el capítulo cuatro, su colección de tesoros raphaelista. Así que no daba crédito cuando trabajó con él en Mi gran noche, y encarnando, además, a su hijo. Ahora, cuando se ven, lo llama ‘papá’, y él le responde: ‘hijo’. Ortega destaca que lo que más le ha impresionado de Raphael ha sido: su sentido del humor, la relación de amigos que tiene con sus hijos y el amor por Natalia Figueroa, con quien celebrará sus bodas de oro de matrimonio en este 2022.