ESTE ES EL CAMINO
Tan importante como algunas de sus películas fue la tarea como historiador, con un puñado de libros de referencia sobre grandes autores del Hollywood dorado.
Cuando Esquire le encargó una serie de perfiles de cineastas clásicos, las puertas de Hollywood se le abrieron. De aquellos encuentros, Bogdanovich potenció su futuro como cineasta, pero también como divulgador y erudito: sus libros sobre Welles, Ford, Lang o Hitchcock son referenciales. Y nunca dejó de hablar de los autores que reverenciaba desde su adolescencia (con 20 años organizó en el
MoMA la primera retrospectiva en EE. UU. sobre su futuro amigo Orson Welles), y que le marcaron el camino a seguir. La cinefilia de Bogdanovich está presente en su obra: ya sea en la sala que proyecta Río Rojo en La última película. O en aquel hermoso y poético momento de
Esa cosa llamada amor en el que River Phoenix compone un tema inspirado en
El hombre que mató a Liberty Valance.