HERMOSA DINAMITA

La elegancia del género musical se llamó Cyd Charisse. Un mito al que nuestra cronista recuerda a partir de sus extraordinarias piernas, que, aseguradas por la Metro, se convirtieron en las más valiosas de Hollywood.

Dos pares de piernas relucen más que el sol en la historia del cine, las de Barbara Stanwyck y las de Cyd Charisse. Stanwyck era, además, una actriz superlativa. Cyd Charisse lo era menos, pero bailando, ay, bailando (cantando siempre fue doblada). Y qué presencia. Hasta de señora mayor en series como Vacaciones en el mar, La isla de la fantasía o Se ha escrito un crimen.

Supongo que estaría impresionante también cuando fracasó estrepitosamente al debutar a los 70 años en Broadway con Grand Hotel. Que a quién se le ocurre. Tengo que decir que mi bailarina favorita en el cine es Eleanor Powell, pero no se cumple su centenario, si acaso los 40 años de su muerte, en 1982. Cómo es Melodías de Broadway 1940.

Se retiró del cine cuando se casó con Glenn Ford, en 1943. Pensándolo bien, sus piernas también deberían acompañar a las de Barbara y Cyd.

Lo primero que se ve de Cyd Charisse en Cantando bajo la lluvia es su pierna estirada con un sombrero en el pie. Fue la primera película que atrajo sobre ella la atención del público, aunque fuera una escena corta dentro de la obra maestra de Stanley Donen. Aquí estaba con Gene Kelly. Y con tacones. Con Fred Astaire solía ir plana, para no destacar en altura. Ginger Rogers siempre decía que hacía lo mismo que Fred Astaire, pero con tacones. Charisse es, con Judy Garland, Rita Hayworth, Vera-Ellen, Debbie Reynolds y Leslie Caron, de las pocas mujeres que han bailado con Fred Astaire y con Gene Kelly. Según Cyd Charisse, los dos eran unos genios. Y los dos querían la perfección. Astaire la llamó ‘hermosa dinamita’.

Cyd Charisse nació el 8 de marzo de 1922 en Amarillo (Texas) y murió el 17 de junio de 2008. Su nombre real era Tula Ellice Finklea. Y cuando bailaba con los Ballets Rusos lo mismo se llamaba Maria Istomina que Felia Sidorova. Su primera película fue en 1943, Something to Shout About. Y del mismo año es Misión en Moscú, de Michael Curtiz. En 1945 bailó (un poco) con Fred Astaire en Ziegfeld Follies y obtuvo un contrato de siete años con MGM. Hasta que con Cantando bajo la lluvia se convirtió en una estrella. Melodías de Broadway 1955 (1953) sería su otra película importante. Ya tenía entonces las piernas aseguradas por cinco millones de dólares. Le ofrecieron el papel de Jo Stockton en Una cara con ángel (1957) y lo rechazó. También habría quedado ella bien con el vestido rojo delante de la Victoria de Samotracia y bajando las escaleras. Rechazó Un americano en París por estar embarazada. Y estupenda estuvo como la nueva Ninotchka, que no otra cosa era La bella de Moscú. El musical de Ninotchka.

En los 60 había la sensación de que lo que hacía el Cordobés lo podía hacer cualquiera (cualquiera que se quisiera poner delante de un toro, claro). Con Belén Esteban pasó lo mismo (sin toro). Eso lo puedo hacer yo. Ponte. Con el arte contemporáneo, ya saben, eso lo hace mi sobrino de tres años. La gente no dice que lo que hacen Fred Astaire, Gene Kelly o Cyd Charisse puedan hacerlo ellos. Si hasta nos sorprende cómo baila Chanel, la que va a Eurovisión. Si acaso algunos creen que podrían hacer lo de Marlon Brando. Actuar, gritar ¡Stella! (también lo hace Eric Stonestreet en Modern Family). Actuar. Pero no bailar como esa gente. Y, como decía Fred Astaire, cuando habías bailado con Cyd Charisse, te quedabas bailando con ella.

“GINGER ROGERS SIEMPRE DECÍA DE CYD CHARISSE QUE HACÍA EXACTAMENTE LO MISMO QUE FRED ASTAIRE, PERO CON TACONES”.