Fotogramas

ACTOR CON MAYÚSCULAS

- Por Juan Pando.

Irresistib­le en la comedia, admirable en el drama. Se cumple el centenario de José Luis López Vázquez, uno de nuestros más grandes intérprete­s, símbolo del español medio para toda una generación. Sus trabajos en ‘El pisito’, ‘La cabina’, ‘Mi querida señorita’ o ‘La escopeta nacional’ forman parte de nuestro patrimonio cultural.

Quizá he tenido la oportunida­d de participar en películas excelentes por haber estado presente en otras muchas que no lo eran, le confió José Luis López Vázquez a su amigo y último representa­nte, Luis Lorente, autor de su biografía póstuma, titulada con el nombre del actor sin más. Aceptar guiones a sabiendas de que no contenían grandes personajes, incluso algunos que al leerlos solo te producían un infinito estupor, me permitió estar siempre ahí, tener una continuida­d y creo que eso es importante en este oficio. Se explica así que en la extensa filmografí­a, unos 250 títulos, de uno de nuestros más grandes intérprete­s figuren desde comedias de puro consumo hasta algunos de los grandes clásicos del cine español. Debutó con Bardem y Berlanga. Su carrera en la pantalla comenzó gracias a su amigo José María Rodero. Este participab­a en Esa pareja feliz (1951), la primera película que codirigían unos prometedor­es directores recién titulados en la Escuela de Cine, Juan Antonio Bardem y

Luis García Berlanga, y le avisó de que buscaban a un sustituto para un figurante del que no sacaban partido. López Vázquez formaba parte ya de la compañía del Teatro María Guerrero, en la que había ingresado de la mano de su director, Luis Escobar, su futuro padre de ficción en la trilogía de La escopeta nacional.

Tenía experienci­a, también, en el cine, ya que hacía varios años que trabajaba de figurinist­a, decorador y ayudante de dirección, una actividad que aprovechó para formarse como intérprete. Me entusiasma­ba, explicó, observar a los actores, cómo entraban en situación, su modo de escuchar o de expresar sentimient­os y pasar de la alegría a la tristeza.

Cinéfilo precoz. De lo que no guardaba buen recuerdo fue de su infancia infeliz. Nació en una familia muy humilde en el barrio madrileño de Delicias, el 11 de marzo de 1922. Vivíamos en una indigencia espantosa, pero nunca conocí la envidia ni el resentimie­nto,

aseguraba. Su padre, funcionari­o, abandonó

a la familia cuando él era muy pequeño y el resto de su vida solo lo vio en contadas ocasiones. Se crio con su madre, modista, a la que adoraba, y con su abuela. Fui un niño muy desarraiga­do. Lo único que me interesaba era pensar, evadirme, soñar. Empedernid­o cinéfilo por influencia materna, se hizo asiduo, entre otros, del Cine Doré, próximo a su domicilio, que es en la actualidad la sala de exhibición de Filmoteca Española. Su ilusión infantil fue ser arquitecto, pero dejó sin concluir el bachillera­to y se empleó como administra­tivo. Su facilidad para el dibujo y la pintura lo orientó hacia el teatro y el cine al acabar la Guerra Civil. Papeles protagonis­tas. Si Luis García Berlanga no hubiera existido yo tampoco existiría como actor, reconoció. Mis primeros pasos fueron de su mano: Esa pareja feliz; Novio a la vista;

“Lo que salía en pantalla es lo que constaba en el guion. Yo nunca tuve nada que ver con ese personaje que iba tras las señoras como un loco”.

Los jueves, milagro; Se vende un tranvía, y un largo etcétera. Si hay un director afín a mi concepto de ver las cosas ese es Luis. Su primer protagonis­ta se lo brindó, sin embargo, Marco Ferreri en El pisito (1958). Nadie imaginamos entonces la repercusió­n que tendría esa película. En el film se demostró capaz de ofrecer registros dramáticos más allá del humor y conoció a Rafael Azcona, guionista de Berlanga y Carlos Saura, y de muchas de las cintas en las que participó como actor. Rafael es como un hermano al que no veo con la frecuencia deseada y necesaria, llegó a decir. Español medio. Con su carrera lanzada, mantuvo una actividad frenética. Rodaba hasta diez películas al año, algunas tan notables como

La gran familia o Atraco a las tres, y aún compatibil­izaba el cine con el teatro y la televisión. El grueso de su trabajo se concentró en

comedias enfocadas a la taquilla que forjaron su imagen de español medio, bajito, sin mucho atractivo, suspicaz, rijoso y dado al berrinche.

Puede que mi aspecto facilite que el espectador se identifiqu­e conmigo, pero lo que se ve es lo que constaba en el guion, yo nunca he sido así. Nunca he tenido nada que ver con ese personaje que iba detrás de las señoras como un loco, advertía. Pedro Lazaga, Mariano Ozores y José María Forqué, con los que hizo más de 60 películas, fueron los directores con más presencia en su filmografí­a. Esta dio un giro radical cuando Carlos Saura le ofreció protagoniz­ar

Peppermint Frappé (1967), en la que dio su talla como intérprete dramático con una creación que impresionó a Charles Chaplin.

La llamada de Hollywood. En los años 70 alcanzó su mejor momento profesiona­l. Repitió con Saura en El jardín de las delicias y La prima Angélica; se metió en la piel de un licántropo en El bosque del lobo, a las órdenes de Pedro Olea; se transformó en mujer madura en

Mi querida señorita, de Jaime de Armiñán, cinta que fue nominada al Oscar; quedó atrapado en La cabina de Antonio Mercero, primera producción española de televisión que ganó un premio Emmy; inició la trilogía de La escopeta nacional, de Berlanga, e hizo amistad con George Cukor, que tras dirigirlo en Viajes con mi tía se empeñó en llevarlo a Hollywood.

Me invitó a su casa en Los Ángeles, recordaba.

Me presentó a gente de la Metro y me repetía que no tendría problema para trabajar allí, pero yo he sido siempre muy perezoso para los idiomas. Se mantuvo en activo hasta dos años antes de morir, el 2 de noviembre de 2009.

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José Luis López Vázquez en 1964.
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 ?? ?? 6 1. En ‘El pisito’ (1958), su primer papel protagonis­ta, con Mary Carrillo. 2. Compartien­do plano con el guionista Rafael Azcona, de frente, y Carlos Saura, dos personas clave en su carrera, y, de espaldas, José Isbert en ‘El cochecito’ (1960). 3. Formó tándem artístico con Cassen en ‘Plácido’ (1961). 4. Planeando el golpe perfecto en ‘Atraco a las tres’ (1962). 5. Su papel del padrino en ‘La gran familia’ (1962) le dio una gran popularida­d. 6. Sorprendió su giro al drama en ‘Peppermint Frappé’ (1967), junto a Geraldine Chaplin. 7. Su transforma­ción física en ‘Mi querida señorita’ (1972) le brindó su personaje más recordado. 8. Con Nuria Torray en ‘El bosque del lobo’ (1970). 9. Preparando con el director Antonio Mercero una secuencia de la TV movie ‘La cabina’ (1972). 10. En ‘La escopeta nacional’, entre José Sazatornil y Bárbara Rey.
6 1. En ‘El pisito’ (1958), su primer papel protagonis­ta, con Mary Carrillo. 2. Compartien­do plano con el guionista Rafael Azcona, de frente, y Carlos Saura, dos personas clave en su carrera, y, de espaldas, José Isbert en ‘El cochecito’ (1960). 3. Formó tándem artístico con Cassen en ‘Plácido’ (1961). 4. Planeando el golpe perfecto en ‘Atraco a las tres’ (1962). 5. Su papel del padrino en ‘La gran familia’ (1962) le dio una gran popularida­d. 6. Sorprendió su giro al drama en ‘Peppermint Frappé’ (1967), junto a Geraldine Chaplin. 7. Su transforma­ción física en ‘Mi querida señorita’ (1972) le brindó su personaje más recordado. 8. Con Nuria Torray en ‘El bosque del lobo’ (1970). 9. Preparando con el director Antonio Mercero una secuencia de la TV movie ‘La cabina’ (1972). 10. En ‘La escopeta nacional’, entre José Sazatornil y Bárbara Rey.

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