DOS EN LAS CARRETERAS
√ Que las tres horas de metraje de Drive My Car no asusten a ese público impaciente que necesita cien planos por segundo con un montaje frenético. Pasan más cosas y los personajes viven más emociones, peligros, dramas, estados de ánimo y aventuras (interiores) que los superhéroes de la Marvel.
Daniel Cabado (vía e-mail). √ En Drive My Car, Ryûsuke Hamaguchi es capaz de ser fiel a la letra y al espíritu del cuento de Haruki Murakami que adapta y, a su vez, de expandirlo en un apasionante ejercicio de metalenguajes (literatura, teatro y cine) que nos lleva a la mejor película del año.
Elisa Ruiz (vía Facebook). √ Nunca se hacen pesadas las tres horas de Drive My Car, una historia sobre ausencias, culpas y expiación narrada con calma y con la capacidad de observar y dejarnos entrar en el alma de sus protagonistas. Puro cine japonés.
Laura Santos (vía e-mail).
CONTESTA MR. BELVEDERE
Hay tanto cine en Drive My Car, la vacuna que este veterano Belvedere haría obligatoria contra la pandemia del blockbuster inane, que al final hasta te olvidas de las referencias al Stanley Donen de Dos en la carretera, al Ingmar Bergman de Fresas salvajes o al Andrzej Zulawski de
Lo importante es amar y te dejas llevar por sus silencios y sus confesiones y por el legado de Yasujirô Ozu.