ELLA ES ÚNICA
√ Poco agradecemos que exista Paul Thomas Anderson, un director capaz de saltar de un género a otro con la misma capacidad para renovarlos y hacer de ellos algo coherente con su discurso personal alrededor de personajes en busca de una familia. Licorice Pizza, su suerte de American Graffiti, lo corrobora.
Paula Gandía (vía Facebook).
√ Licorice Pizza es, como todo el cine de Paul Thomas Anderson, una sencilla pero complicada historia de amor y de descubrimiento de lo que ese amor puede hacer con nosotros, nuestra vida y nuestro destino. Vestida con colores años 70, no anda lejos del intimismo obsesivo de El hilo invisible.
Sara Sánchez (vía e-mail).
√ Chico conoce a chica (o viceversa) y la vida cambia, desde la manera en que se percibe la música (¡esas selecciones de canciones únicas en el cine de Paul Thomas Anderson!) hasta la manera en que se perciben el paso del tiempo y la llegada a la madurez. En su sencillez, Licorice Pizza es la obra de madurez de su director.
Alba Vallirana (vía Facebook).
CONTESTA MR. BELVEDERE
Que mi declaración de amor hacia Alana Haim, la extraordinaria protagonista de Licorice Pizza, no se malinterprete (que el Maurice Chevalier de
Gigi me ayude). Un verdadero descubrimiento y con la dosis de frescura, junto a Cooper Hoffman (hijo de Philip Seymour Hoffman), en una película que me recordó al estallido de juventud del
Ya eres un gran chico de Francis Ford Coppola y a una precuela de otro hito setentero del autor como Boogie Nights.