In my opinion
QUE NO ME HABLES
La cuarta pared, decía Stendhal, es ese muro que ha desaparecido de la sala donde transcurre la acción por arte de magia sin que los personajes se hayan dado cuenta: ellos no saben que hay un público observándolos. A no ser que la acción la dirija Adam McKay, en cuyo caso todos los personajes serán conscientes de que no hay muro y preferirán dirigirse directamente al público en vez de hablar entre ellos. Se supone que Tiempo de victoria: La dinastía de los Lakers (HBO Max), creada por Max Borenstein y Jim Hetch y en la que McKay ejerce de locomotora estilística, narra el auge del equipo de básquet californiano a principios de los ochenta y la rivalidad con los Boston Celtics, Magic Johnson contra Larry
Bird, que cimentó la NBA como el espectáculo global que es hoy, pero lo cierto es que en los dos primeros capítulos no ocurre gran cosa. La trama avanza a paso de tortuga porque a cada situación, a cada diálogo, le sigue un aparte para el respetable, una sucesión de bromas pretendidamente cómplices sin gracia ni sustancia y sin justificación. ¡Mira cómo nos las gastábamos los tíos en los ochenta! ¿Te das cuenta de lo que teníamos que aguantar las mujeres?
Estoy harta del guiño y del codazo. Cállese, por favor, y que empiece el partido.