Top Gun: Maverick
Top Gun: Maverick (EE. UU., 2022, 131 min.). Dir.: Joseph Kosinski. Int.: Tom Cruise, Miles Teller, Jennifer Connelly, Jon Hamm, Val Kilmer, Glen Powell. ACCIÓN.
En el arranque de Top Gun: Maverick, Tom Cruise aparece perfilado a contraluz, a través de una puerta que, al abrirse, muestra el resplandor del desierto del Mojave: su personaje, Maverick, se encuentra allí probando un prototipo de caza ultrasónico. La fuerza icónica de esta imagen remite a la clausura de Centauros del desierto (1956), en la que John Wayne arrastraba su figura renqueante por el Monument Valley. Como el film de John Ford, la secuela de Top Gun afianza su discurso sobre el mito de un héroe trágico, un hombre asediado por los fantasmas y traumas del pasado.
En busca del blockbuster perdido. La analogía entre el cowboy y el aviador resulta fructífera: Wayne simbolizó la pervivencia de los valores del sur americano y del cine clásico de Hollywood, mientras que Cruise lucha con tesón y nobleza por mantener viva la llama del blockbuster surgido en la década de 1970. Sin embargo, existe una diferencia importante entre ambas leyendas: Wayne llegó a un acuerdo con la vejez para formular uno de los crepúsculos más emotivos del cine, mientras que Cruise ha hecho de su batalla atlética y quirúrgica contra el tiempo la prueba de fuego de su intachable ética profesional.
La eterna juventud de Cruise abre una brecha entre la nueva Top Gun y otras operaciones de rescate de hitos fílmicos ochenteros. Así, mientras los revivals de Indiana Jones, Rocky o Star Wars ponían el acento en la idea del relevo, Top Gun: Maverick sitúa al héroe ‘viejoven’ en el centro de todas las disputas. Cruise no parece necesitar herederos, igual que no requiere de dobles de acción: verlo resistir violentas fuerzas G es casi tan excitante como asistir a los memorables
sprints de Ethan Hunt. Nostalgia: Danger Zone. Con una trama que se las ingenia para reeditar la mayoría de las situaciones del film original,
Top Gun: Maverick reparte de manera desigual sus anhelos de corrección.
Por un lado, se esmera en no desvelar el nombre de la nación involucrada en un proyecto secreto de enriquecimiento de uranio; sin embargo, en materia de equidad de género, el film hace escasos esfuerzos por integrar a la mujer en su trama aeronáutica. A la postre, la nueva Top Gun –más interesada por el fetichismo nostálgico que por el exceso de testosterona del film original– debe todo su encanto al carisma indeleble de Cruise. Él es el verdadero efecto especial de la película.