PASTICHE POP
Llega el cierre de ‘Stranger Things’, paradigma del ‘revival’ ochentero. Buceamos entre las referencias cinéfilas (¡Cronenberg!, ¡Scooby-Doo!) de una serie ya de culto.
En el transcurso de cada una de sus cuatro temporadas, hemos visto a los protagonistas de Stranger Things enfrentarse a la vez a dos retos terroríficos: la adolescencia y un monstruo interdimensional. ¿Cuál es peor? Depende. Por eso en la conclusión, los hermanos Duffer, sin dejar de lado a sus santos patrones (San Steven Spielberg y San Stephen King), han llenado la Thermomix de sus guiones con terroríficos referentes. Incorporan al casting a un viejo conocido del slasher: Robert Englund, el Freddy Krueger de Pesadilla en Elm Street (W. Craven, 1984). Él será Victor Creel, que según las informaciones que Netflix ha dado con cuentagotas, es un hombre perturbado que fue internado en un hospital psiquiátrico tras cometer un terrible asesinato en los años 50. El epicentro del mal en esta temporada parece girar alrededor de su hogar, la tenebrosa Creel House. Otros dos referentes que no le han pasado inadvertidos a los fans son Posesión infernal (S. Raimi, 1981) y Cromosoma 3 (D. Cronenberg, 1979), una película de culto con un personaje femenino pavoroso capaz de engendrar monstruos. Los Duffer han dicho que esta vez sí van a dar respuestas y hay teorías que dicen que Vecna sería el experimento 1 del que Once sería… el 11. ¿Y quién es Vecna? El nuevo gran villano de Stranger Things, aunque en realidad llevaría operando en la sombra desde el inicio y habría esperado a que el rol de Millie Bobby Brown perdiera sus poderes para emerger. ¿Y el otro lado del terror, el que implica hacerse mayor y enamorarse? En ese caso, los Duffer reivindican películas de instituto como El club de los cinco (J. Hughes, 1985), u horteradas sobre ruedas como Roller Boogie (M. R. Lester, 1979). ¿Y el humor? Que no falte un toque del entrañable Scooby-Doo para lograr una fórmula infalible de intensidad, emoción y entretenimiento.