UN TRES ESTRELLAS
El actor encarna en ‘La vida padre’ a un personaje que le va como anillo al dedo: un cocinero de Bilbao. Él, que no quiso estirar el chicle de ‘Ocho apellidos vascos’, explora la demencia y las relaciones paternofiliales en clave de comedia. Y aclara que
Ha interpretado a Cristóbal Colón y a Miguel de Unamuno. Ojo, también ha sido el Koldo de Ocho apellidos vascos y el Juantxo de Airbag. Iconos, todos ellos y cada uno a su manera, de nuestra cultura.
Hay que decir que los tres primeros personajes de esta lista le valieron la nominación al Goya, que se llevó en dos ocasiones. Ahora Karra Elejalde (Vitoria, 1960) se mete en la piel de alguien que podría haber sido él mismo: un cocinero vasco. Mis padres tenían una taberna y mi madre nos enseñó a cocinar a los tres hijos. Me recuerdo con 11 o 12 años trabajando en un bar. Aunque el rodaje en Bilbao, que se presentaba como un placer para él, le costó una costilla que se rompió tras gritar: ‘¡Jamás cantaré mis recetas!’, y que le dolía cada vez que estornudaba o reía.
Esa lesión parece una condena cuando se rueda una comedia…
Fue sufrido. Pero creo que hemos conseguido un buen resultado en clave naturalista, sin exceso de farsa. Interpreto a una persona con problemas, que es lo que desencadena la comedia, pero hay que interpretarlo transmitiendo también la angustia y desconcierto que siente.
Venía de interpretar al padre Ellacuría en Llegaron de noche, de Imanol Uribe. ¿Cómo vive el paso de la comedia al drama?
Tratándola con el mismo rigor, o más, que un drama. En este existen mil trampitas y trucos para generar lágrimas en el espectador. Es mucho más difícil hacer reír, y menos académico. Haber aprendido desde que empecé en el teatro a desenvolverme en ambos registros me abre el abanico.
Después de más de 30 años de carrera y 80 películas a sus espaldas, ¿todavía encuentra retos en sus personajes?
En esta profesión vas cambiando a diario, cada plato se cocina con una salsa, un tempo y un estilo distinto, y vives con la tensión de si sabrás hacerlo. Ante esto hay dos maneras de comportarse: buscar cosas que se parezcan a eso en lo que te sientes bien o intentar lo que no has hecho nunca. Yo prefiero lo segundo. Christopher Lee o Boris Karloff podían haber hecho muchos personajes que no fueran Drácula. Alien 17 podría interpretarla Sigourney Weaver, pero lo normal es que no lo haga, y me parece más inteligente.
Desde Alas de mariposa o Vacas no ha dejado de trabajar.
¿Cuál es el secreto para una carrera tan constante?
No creas, ha habido épocas con telarañas en el frigorífico. Coge al mejor actor de España y llévalo a un banco: verás que ni para él es fácil conseguir una hipoteca porque no tiene una nómina. En esto se pasan épocas de zozobra. Pero miro para atrás, y veo que he hecho muchas cosas.
¿Se siente bien tratado por la profesión?
También yo le he dedicado mucho a ella, porque es un oficio muy egoísta. Si además lo vives con pasión, como yo, más. No puedes prometer a tu hija que vas a ir a la función de fin de curso porque a lo mejor ese día tienes que rodar. En las películas norteamericanas los padres policías siempre van a esa fiesta para hacer feliz a su hijo.
Los actores no. Primero va la profesión, y después todo lo demás. Es así.
¿Por qué personaje siente especial cariño? Por el asesino de La madre muerta, que fue mi primer protagonista. Unamuno también me ha dado muchas satisfacciones. Fui fantásticamente dirigido por Alejandro (Amenábar), no con muchas palabras sino con mano izquierda y sabiduría.
¿Qué le queda por hacer?
Un Quijote. Si tengo tiempo y dinero para producírmelo, un día lo haré. ◆
“ESTA PROFESIÓN ES MUY EGOÍSTA, Y SI LA VIVES CON PASIÓN, COMO YO, MÁS. EN LAS PELÍCULAS NORTEAMERICANAS LOS PADRES POLICÍAS SIEMPRE VAN A LA FUNCIÓN DE FIN DE CURSO DE SUS HIJOS. LOS ACTORES NO. PRIMERO ES LA PROFESIÓN, Y DESPUÉS TODO LO DEMÁS”.