¿QUIÉN PUEDE MATAR? UN NIÑO
EL MEJOR MOMENTO
Son la imagen de la inocencia y la fragilidad. Sin embargo a veces esos querubines tan adorables esconden, como la Esther de ‘La huérfana: Primer asesinato’, a pequeños (grandes) psicópatas capaces de sembrar a su alrededor caos y muertes atroces… que fascinan al espectador.
1. ‘La mala semilla’ (Mervyn LeRoy, 1956)
Caprichosa, mentirosa, rubia, con trenzas, tiene seis años y es una fría asesina sin remordimientos. La productora impuso un final moralista ajeno a la novela original y aun así fue una anomalía para el Hollywood de la época.
EL MEJOR MOMENTO
La equívoca relación de la niña con el jardinero, cargada de indudables y malsanas connotaciones sexuales. El posterior remake para TV lo dejó claro.
2. ‘Acoso mortal’ (Sean MacGregor y David Sheldon, 1974)
Leif Garrett mata con violencia a adultos sin necesidad de cantar. Malrollero film amado por Quentin Tarantino donde un quinteto de chavales con carencias afectivas en tratamiento psicológico decide sanar vía el asesinato gore.
El sórdido instante en que un gráfico asesinato es visto por su ejecutor como una ensoñación familiar entre la inocencia (nieve) y el dolor (sangre).
3. ‘El rostro de la muerte’ (Alfred Sole, 1976)
Quien diga que hacer la primera comunión no es traumático debería verse en bucle este enfermizo slasher con niñita bajo una máscara de mucho yuyu. Imaginería católica y una Brooke Shields que no sabía dónde se estaba metiendo.
EL MEJOR MOMENTO
La escabrosa secuencia de la iglesia rematada con el terrorífico descubrimiento de un cadáver preparado cual si fuera una reliquia (ardiente) religiosa.
4. ‘¿Quién puede matar a un niño?’ (Narciso Ibáñez Serrador, 1976)
No busquen explicación racional (ni en el prólogo) a este juego mortal donde la infancia se rebela contra los adultos para acabar con ellos. Los pájaros con niños, también a pleno sol, pero más inquietante.
EL MEJOR MOMENTO
Hay muchos, pero sobre todo esa hija suplicando a su padre (Antonio Iranzo) que la acompañe… hacia una muerte horrible que él sabe y que acepta.
5. ‘La maldición de Cathy’ (Eddy Matalon, 1977)
No es aconsejable estar tan apegado a nuestros mayores (ahí está Hereditary, por ejemplo) porque corres el riesgo, más siendo una preadolescente, de ser poseída por un diabólico familiar muerto y empezar una escabechina.
EL MEJOR MOMENTO
Copiado años después en Expediente 39 (C. Alvart, 2009), la mirada de terror de la víctima al reconocer en la niña asesina a un ente malvado sin edad.
6. ‘Cromosoma 3’ (David Cronenberg, 1979)
Tras que Larry Cohen nos hiciera tener pesadillas con el bebé de Está vivo, David Cronenberg, pope de la ‘nueva carne’, alumbró (bueno, Samantha Eggar) una clónica camada de niños que hacían realidad ocultos deseos homicidas.
EL MEJOR MOMENTO
Precisamente ese instante de horripilante parto (psicosomático) donde al pronto los neonatos se funden indagando en la mente los horrores de su madre.
7. ‘Cumpleaños sangriento’ (Ed Hunt, 1981)
A veces es una fuga radiactiva (Abrazo mortal) o un culto satánico (Los chicos del maíz). Todo menudencias ante el poder de la astrología que convierte en su décimo cumpleaños a un trío nacido el mismo día en una máquina de matar.
EL MEJOR MOMENTO
El enfrentamiento entre los tres infantes tan cuquis y letales ellos con su némesis en forma de adolescentes. El gap generacional a lo grande y gore.
8. ‘El buen hijo’ (Joseph Ruben, 1993)
Se vendió Ninotchka con un Garbo ríe y funcionó. Se vendió El buen hijo con un Macaulay Culkin mata y fue un desastre, injusto, porque esta La mala semilla reloaded es excelente, y el duelo Culkin vs. Elijah Wood mítico.
EL MEJOR MOMENTO
El cómo redefinir la siempre bucólica escena de la cabaña en el árbol en un pequeño hito de la maldad y del suspense (Psicosis) a lo Alfred Hitchcock.
9. ‘El niño de barro’ (Jorge Algora, 2007)
Estábamos en zona de confort porque estos cuellicortos con tendencias homicidas eran ficción. ‘El Petiso Orejudo’ de este enfermizo film argentino fue real y alimenta con su hambre por el crimen irracional muchas pesadillas…
EL MEJOR MOMENTO
O peor, claro: un niño de tres años, nuestro asesino en serie de ocho, un intento de estrangulamiento, una tabla, un clavo y una piedra como martillo.