Mi vacío y yo
Mi vacío y yo (España, 2022, 98 min.). Dir.: Adrián Silvestre. Int.: Raphaëlle Pérez, Alberto Díaz, Carles Fernández Giua, Carmen Moreno, Marc Ribera, Isabel Rocatti. DRAMA.
Pienso en la película de Silvestre (llana, casi amateur) como ejercicio descarnado, un compromiso rotundo con la superficialidad, es decir, con aquello que definitivamente es (en tránsito). Veo la historia de Raphaëlle cual mapa, con sus sendas y abismos, para una transición común: allí están la médica villana, las hermanas de lucha o los amantes condicionales, caracteres delineados, una sencillez quirúrgica. Así,
Mi vacío y yo daría relato a las contradicciones maravillosamente obtusas que reconocimos en
Sedimentos, curvas por las que despeñarnos lejos de caminos demarcados.
Asimismo, ensayaría en las formas de la ficción íntima aquellos vértigos y complicidades que solo pueden vivirse en la piel propia y que se concretan en ‘lo trans’. Son el poder ambivalente de la mirada ajena, las etiquetas por bandera y formol, la distancia inasumible con lo políticamente correcto… Entonces, audaz, la película se reconocería como estuario virtualmente posible entre el yo y les otres, espejo para poner paz con las imágenes que proyectamos. O quizás esta crítica sea solo una larga lista de deseos.