UN CINEASTA SINGULAR
Director autodidacta, Carlos López del Rey, madrileño de 42 años, había adoptado ya su apellido artístico, por una colección de etiquetas de Vermut que tenía su abuelo, y era un dibujante reconocido de cómic cuando debutó en el cine. Lo hizo de modo atípico, con un estreno directo en la red de su ópera prima, Diamond Flash (2011), saltándose todas las barreras a las que se enfrentó con la distribución convencional en salas. Causó sensación. Dos años más tarde triunfó de lleno en el Festival de San Sebastián al ganar con Magical Girl, su segundo largometraje, la Concha de Oro a la Mejor Película y la Concha de Plata al Mejor Director.