El bisturí teléfilo
¿SE ACABÓ LA FIESTA?
La industria del entretenimiento en Estados Unidos va a cerrar este 2022 con su peor año en Bolsa en tres décadas. Un modelo de negocio se dirige al ocaso (la televisión de pago) sin que lo que parecía destinado a sustituirlo (los servicios de vídeo bajo demanda) haya terminado de amanecer. Al final se trata de lo de siempre, quién paga la fiesta en la producción de contenidos.
Los anunciantes abandonan el barco del pago a la espera de que Netflix y sus competidores empiecen a sacarle partido a la publicidad. Pero cómo y por cuánto es el enigma principal. Amazon, cuyas acciones han perdido este año un 40 por ciento de su valor, ha instaurado una política de control de gastos que llevará a reducir el número de episodios por temporada de algunas de sus próximas series de Prime Video.
La producción de series en España depende en gran medida de los servicios internacionales, y no permanecerá ajena a estos vaivenes. StarzPlay, recién relanzada en España como Lionsgate+, toca a retirada y abandona Europa dejando pendientes la segunda temporada de Express y el estreno de Nacho, una industria XXXL. Discovery ha aprovechado su proceso de fusión por Warner Bros. para obtener beneficios fiscales con la limpieza del inventario de HBO Max, del que han desaparecido Foodie Love, Sin novedad, Todo lo otro y Por H o por B, estas dos últimas con segundas temporadas en camino. Cabe preguntarse cómo se pueden renovar series cuyos resultados ahora hacen más rentable su desaparición del catálogo. Ahí están los pies de barro sobre los que se ha sustentado el boom de la producción de series en España.