Fotogramas

ALTA FIDELIDAD

- Por M. Yáñez.

Hollywood se prepara para celebrar, a bombo y platillo, el más que probable tercer Oscar para la australian­a Cate Blanchett, que en ‘TÁR’, el regreso a la dirección de Todd Field 16 años después de ‘Juegos secretos’, compone una feroz radiografí­a del genio artístico, la lucha por el empoderami­ento femenino y la lacra de los abusos de poder.

Cuando, poco antes de Navidad y meses después de su presentaci­ón en el Festival de Venecia, FOTOGRAMAS pregunta a

Todd Field por la creación del personaje de Lydia Tár, el papel que puede darle a Cate Blanchett su tercer Oscar, el director de En la habitación (2001) se muestra tajante respecto a la idea de una autoría compartida: No escribí el personaje de Lydia con Cate en mente, escribí el personaje para Cate. Además, el cineasta california­no reconoce que, dado su intuitivo estilo de escritura –Mis guiones surgen del fondo de mi estómago–, el proceso de conceptual­ización de la protagonis­ta de TÁR aconteció gracias al diálogo permanente con ella. Por su parte, la intérprete australian­a define la película como una especie de cuento de hadas, ya que no ha habido ninguna mujer que haya llegado a ocupar el puesto de directora titular de la Orquesta Filarmónic­a de Berlín. Un cuento que, como tantas otras fábulas, desembocar­á en una pesadilla. Situada en lo más alto del Olimpo de su arte, Lydia parece no tener otra salida que precipitar­se al vacío, señala Blanchett. Una caída vinculada a la denuncia de unos abusos de poder supuestame­nte cometidos por la protagonis­ta. Según Field, TÁR se construye en torno a la idea del escándalo, tal como la trabajó Nathaniel Hawthorne en La letra escarlata.

Continuand­o con el intercambi­o de piropos entre la estrella y su director, Blanchett apunta que, si algo tienen los personajes de Todd es

que son profundame­nte humanos. La doble ganadora del Oscar por El aviador (2004) y Blue Jasmine (2013) apunta que, a medida que filmábamos TÁR, sentía que iba descubrien­do diferentes caras de la personalid­ad de Lydia. Sin embargo, hubo un aspecto del personaje que se mantuvo invariable en la mente de la actriz: La sensación de que ella vive desconecta­da de sí misma. Como vamos descubrien­do a medida que avanza la película, Lydia es una persona capaz de borrar su pasado para lograr lo que persigue, que es el pleno desarrollo de su talento musical. Pero su forma de ser la convierte en una mujer perseguida por sombras que proceden de su ayer, de su propio interior y de antiguas relaciones, remata la australian­a.

ORDEN EN EL CAOS

Según Todd Field, TÁR es uno de esos proyectos en los que el talento de una actriz y la psicología de un personaje se hermanan de un modo sublime. En la película, Cate se aproxima a la caótica existencia de Lydia Tár del modo más preciso que uno pueda imaginar, apunta el cineasta. Y esto tiene todo el sentido del mundo porque Lydia se autoimpone un grado extremo de precisión en todo lo que hace, tanto a nivel personal como profesiona­l. De hecho, en la primera secuencia del film, en la que Tár ofrece una clase maestra en forma de entrevista, el personaje confiesa que el timing es la clave de mi trabajo. Sin embargo, a los pocos minutos de película, puedes empezar a sentir cómo el ideal de perfección y autocontro­l que persigue Lydia se va resquebraj­ando, señala Field. Con su actuación, Cate consigue transmitir la sensación de que hay un tren que se dirige hacia su personaje a toda velocidad, y que va a estrellars­e contra ella en cualquier momento. Según se extrae de las palabras de Field, durante el rodaje de TÁR, el realizador de Juegos secretos (2006) se convirtió en un espectador más de la virtuosa labor actoral de Blanchett: Mientras filmábamos, no era fácil asimilar la magnitud del trabajo de Cate. En cada escena, ella desplegaba un vendaval de pequeñas decisiones, casi impercepti­bles a primera vista, que después se revelaban como claves para la comprensió­n del personaje.

UNA MALABARIST­A SIN RED

En términos cinematogr­áficos, TÁR alcanza su cénit expresivo en una larga escena en la que la protagonis­ta es confrontad­a por un joven (Zethphan D. Smith-Gneist) que se define como una persona BIPOC y pangénero, y que desestima la obra de Bach por la misoginia del músico germano. Es una secuencia clave para comprender a Lydia y por eso trabajamos muchísimo con Cate (Blanchett) para darle forma, aunque ella no cambió ni una coma del texto, declara Field, antes de entregarse con emoción a la descripció­n del proceso de creación de la escena. Cuando llegó el momento de rodarla, junto a mi director de fotografía (Florian Hoffmeiste­r), vimos que podíamos filmarla de 35 o 40 maneras diferentes, con angulacion­es y encuadres diversos. Sin embargo, cuanto más pensaba en la escena, más me daba cuenta de que era Cate la que debía marcar el tempo y guiar a la cámara por el auditorio de la Juilliard, la prestigios­a escuela de arte neoyorquin­a.

Field revela que, cuando llamó a Blanchett para proponerle la idea de filmar la escena en plano secuencia, ella me dijo que era imposible, porque debíamos ver las interaccio­nes entre Lydia y los estudiante­s. Le pedí que confiara en nosotros, aunque el reto era mayúsculo,

dado que las hileras de sillas y las escaleras del auditorio imposibili­taban utilizar grúas o sistemas de cables para filmar en una toma única. Para resolver el desafío, Field y su equipo inventaron una ‘unidad de filmación’ operada por cuatro técnicos que debían turnarse para mover y estabiliza­r la cámara. Si la parte técnica era complicada, ni te imaginas lo que supuso para Cate y los demás actores participar en esa coreografí­a de alta precisión. Era como actuar sin red, asegura Field. Nos reservamos dos días para la filmación de la escena, y la primera toma que hicimos fue casi perfecta, ¡pero en el último momento un problema técnico la arruinó! ¡Y luego no volvimos a conseguir otra toma buena hasta el final del segundo día!

CUANDO LO EXISTENCIA­L ES POLÍTICO

TÁR entrelaza la odisea de Lydia Tár con un buen número de temas candentes, de la cuestión de género (la protagonis­ta tiene una hija junto a su pareja, Sharon, encarnada por Nina Hoss) a los juicios públicos en la era de Internet (Lydia se muestra escéptica respecto a la ‘cultura de la cancelació­n’). Sin embargo, Blanchett, quien devino un emblema del cine queer gracias a Carol (2015), se muestra reticente a poner el foco en la dimensión política de TÁR. El empleo de la palabra ‘importante’ en relación con el arte me genera muchos recelos. No concibo la práctica artística como una herramient­a educaciona­l, sentencia la actriz de 53 años. Toda obra de arte puede inspirar y puede ofender, pero eso está fuera del control de los creadores. Lo curioso es que, mientras hacía TÁR, nunca tuve muy en cuenta la cuestión de género o la sexualidad de los personajes. Este tema, como muchos otros, está ahí para hacer avanzar la trama, pero lo central es la cuestión existencia­l. Me gustaría pensar que hemos evoluciona­do lo suficiente como para que una película como esta pueda ser leída y comprendid­a sin la necesidad de convertir el tema del género en un titular.

CÓMO HEMOS CAMBIADO

Siendo TÁR una película que aborda el tema del abuso de poder, parece oportuno preguntar a Blanchett acerca de las transforma­ciones acontecida­s en la industria del cine en los últimos años, marcadas por movimiento­s como el #MeToo. La industria del cine ha cambiado mucho desde que aterricé en ella, hace ya muchos años, reconoce la actriz, madre de cuatro hijos. Recuerdo que, en mis inicios, cuando di el salto del teatro al cine, mi marido (el director teatral Andrew Upton) me dijo lo siguiente, del modo más alentador que puedas imaginar: Aprovecha a tope este momento porque tienes apenas cinco años de carrera por delante. Y así funcionaba el mundillo por aquel entonces. Por suerte, las cosas han cambiado, y no solo gracias al trabajo de grandes actrices que han conquistad­o nuevos territorio­s, sino también por el esfuerzo de hombres que se han puesto de nuestro lado, como es el caso de Todd (Field). Pese a todo, Blanchett todavía ve un escollo en la conquista de la igualdad entre actores y actrices: Es difícil encontrar a actores de Hollywood dispuestos a aceptar buenos papeles secundario­s en películas protagoniz­adas por personajes femeninos fuertes.

Para Field, TÁR supone una vuelta al ruedo de la dirección 16 años después de Juegos secretos. ¿Por qué este hiato tan prolongado? Tengo la suerte de no ganarme la vida dirigiendo películas, comenta el cineasta. Mis ingresos provienen del ámbito de la publicidad. Es algo por lo que opté casi desde el comienzo de mi carrera. Nunca he pretendido ser un ‘director profesiona­l’. Esto ha permitido a Field ser muy selectivo con sus proyectos: A lo largo de estos 16 años, he intentado sacar algunos proyectos adelante, pero cuando algún actor me ha fallado o no he encontrado el ángulo adecuado para una historia, no he tenido problema en aparcar lo que estaba haciendo a la espera de una buena oportunida­d. ◆

ESTRENO: 27 ENERO

Tár (EE. UU., 2022, 158 min.). DRAMA.

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Lydia Tár (Cate Blanchett) es la primera mujer que dirige la Orquesta Sinfónica de Berlín. Pero una serie de incidentes ponen en peligro la continuida­d de este hecho histórico.
DE QUÉ VA: Lydia Tár (Cate Blanchett) es la primera mujer que dirige la Orquesta Sinfónica de Berlín. Pero una serie de incidentes ponen en peligro la continuida­d de este hecho histórico.
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1. La actriz y chelista britanoger­mana Sophie Kauer debuta en el cine interpreta­ndo a Olga. 2. La gala Noémie Merlant es Francesca, la asistente personal de Lydia Tár. 3. Blanchett se vuelca en las escenas musicales. 4. Lydia Tár (Blanchett) abraza a su esposa Sharon (Nina Hoss).
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