ROMANCE. EXT/DÍA
‘Todas las veces que nos enamoramos’. Amores de juventud y cinefilia se dan la mano en esta tierna propuesta. Hablamos con sus creadores.
Compañeros. Desde el presente, Irene (Georgina Amorós) escribe su historia de amor y desamor con Julio (Franco Masini). Las líneas de su guion nos llevan hasta el pasado cuando, 18 años atrás, llegaba a Madrid para estudiar Comunicación Audiovisual y soñaba con ser directora de cine. Lo que ha pasado entre un momento y otro, y si es posible una reconciliación, es lo que irán descubriendo los espectadores de Todas las veces que nos enamoramos a lo largo de sus ocho episodios. Es la nueva serie de Carlos Montero, quien deja a un lado momentáneamente las bajas pasiones de Élite para ofrecernos una comedia romántica más realista y cándida. Es una serie muy autobiográfica, quizás a mi pesar, confiesa el guionista. No en vano, los personajes van a la misma facultad de Ciencias de la Información en la que Montero estudió junto a Alejandro Amenábar y Mateo Gil, con quienes, además, compartía piso. El primero hace un cameo en la serie, mientras que el segundo dirige los dos primeros episodios. Carlos me llamó y me lo propuso. Había algo en la serie que conectaba mucho con nosotros: va de un grupo de estudiantes que quiere hacer cine, aunque la generación de la serie sea posterior a la nuestra. Además, tiene una cosa nostálgica muy bonita y muy tierna, dice Gil. Carlota Pereda, que dirige otro par de capítulos, también se sintió muy conectada a la historia: Es una serie que trata sobre intentar cumplir un sueño y la nostalgia de ser jóvenes, querer hacer cine y contar tus historias. Es algo que siento muy cercano, especialmente el rol de Irene. Y también por eso de llegar a una ciudad, verte reconocida en un grupo y encontrar tu lugar en el mundo. Años felices. La ciudad a la que llega Irene juega un papel esencial: Madrid es la libertad y la alegría. Y me apetecía mucho reivindicarlo ahora que está tan tristona, comenta Montero. Yo llegué en los 90. Imagínate: gay, de mi pueblo de Galicia, y de repente toda esa libertad. Te encuentras con unos amigos que estudian y tienen tus mismos intereses y todo es una fiesta. Mis cinco años de carrera no los cambio por nada. Están también llenos de incertidumbre, del miedo de si triunfaré o podré vivir de esto, pero después está la alegría de las primeras veces y todas esas cosas increíbles.
“LA SERIE TRATA SOBRE INTENTAR CUMPLIR UN SUEÑO, LA NOSTALGIA DE SER JÓVENES Y QUERER HACER CINE”. Carlota Pereda, directora.
Carlota añade: Me ha recordado a eso de llegar a una casa y estar hablando horas de cine, cuando todo es nuevo y posible y el amor es más grande que la vida. Es una serie en la que quieres vivir. Para Gil, el amor es muy bonito e intenso, pero la vida se tiñe de muchas cosas y, en este caso, en la gente que quiere hacer cine, pesa mucho el éxito y el fracaso. Acaba siendo un tema muy poderoso.
Amores compartidos. Más allá del romance de los protagonistas, Todas las veces que nos enamoramos apuesta por la coralidad. Lo malo de hacer una comedia romántica en formato serie es que se acaba agotando con el ir y venir constante de los protas, pero si tienes unos secundarios que pueden pasar a protagonistas, puede convertirse casi en Friends: es la vida de un grupo y quieres saber todo de ellos. Creo que, incluso, habrá gente a la que les interesen más los amigos que la pareja, dice Montero. Con Élite renovada por una séptima temporada, no se atreve a predecir cuánto podría durar su nueva ficción: En esta, así a bote pronto, pensaría en tres temporadas, pero no lo sé.