La cripta embrujada
CUALQUIER DISTOPÍA PASADA FUE MEJOR
Antes de que ser distópico se convirtiera en juego de niños (con hambre, pero niños) y de que nos acostumbraran a vivir en esta distopía nuestra de cada día, el cine de los 80 nos ofreció una perspectiva del futuro inmediato que ya lo tenía todo y más: separación abisal entre pobres y ricos, crisis económica, control policial, y fake news y reality shows como máximo instrumento de control social. No hablo de Blade Runner. Sino de la deliciosa farsa Perseguido (1987), que reedita Paramount y que, para desesperación de fans de Richard Bachman (es decir: Stephen King), se pasaba su novela por el forro, convirtiéndola en violenta comedia de acción hortera, sin por ello renunciar a una si se quiere superficial pero contundente sátira social.
Un Arnie en plena forma encabeza esta frívola versión futurista del juego más peligroso (otra), con un toque de Network. Un mundo implacable (1976), retransmitida en directo por Richard Dawson, auténtico presentador estrella de concursos made in USA, puro disfrute ochentero: coreografías de Paula Abdul, canción de John Parr, colaboraciones musicales de Jackie Jackson, chispeante guion del nunca suficientemente alabado Steven E. de Souza y ágil dirección del sorprendente Paul Michael ‘Starsky’ Glaser. En poco más de hora y media, una cacería salvaje con gladiadores americanos inolvidables, como nuestro favorito Dynamo, el eléctrico cantante de ópera y luchador de wrestling Erland Van Lidth, digno de un cartoon de Chuck Jones; una María Conchita Alonso joven y guapa, jurando en español; una sierra mecánica y hasta con Mick Fleetwood –de
Fleetwood Mac– y Edward Bunker como revolucionarios. De aquí saldrían, como poco, Demolition Man, la saga The Purge y puede que incluso alguna escena de
Mandy. Está claro que hasta el peor futuro de antes siempre fue mejor que este.