SEGUNDAS OPORTUNIDADES
“SON OTROS LOS QUE SE EMPEÑAN EN ENCASILLARME. SÉ EL TIPO DE ACTOR QUE SOY. TE GUSTARÉ O NO, PERO MÁS PROFESIONAL QUE YO NO HAY NADIE”.
Hablamos con el intérprete sobre el lastre del encasillamiento televisivo, sus ganas de reivindicarse como actor dramático y su papel en ‘Últimas voluntades’, un thriller social sobre volver a empezar, dirigido por Joaquín Carmona Hidalgo, cuyo personaje “tiene muchos puentes” con su propia personalidad y su “herida de infancia”.
Fernando Tejero (Córdoba, 1967) no se siente encasillado: Son otros los que se empeñan en encasillarme. Yo sé perfectamente el tipo de actor que soy. Te gustaré o no, podrá haberlos mejores o peores, pero soy un actor preparado y te aseguro que más profesional que yo no hay nadie. Lo dice con seguridad, pero también con una fisura de dolor y ganas de reivindicarse. Mucha gente ha olvidado que empecé en el teatro con Animalario y en el cine con Los lunes al sol y Cinco metros cuadrados, con la que me llevé la Biznaga de Plata a Mejor Actor en Málaga. A mí lo que me cuesta entender es que haya productores o incluso directores de casting que todavía sean capaces de decir:
¿Fernando Tejero para un drama? Incluso Eva
(Leira) y Yolanda (Serrano) tardaron 20 años en descubrirme. La primera vez que me hicieron un casting fue para Modelo 77. ¿La tele letal? El actor es muy consciente del poder omnímodo de la televisión y de la suerte que ha tenido de haber alcanzado altas cotas de popularidad gracias al portero socarrón y perdedor de Aquí no hay quien viva y al Fermín de
La que se avecina, pero se le notan las ganas de ser reconocido como un intérprete dramático y versátil, y el alivio que le produce poder hablar de un proyecto en el que ha estado tan implicado como Últimas voluntades: Hace ocho años que me llegó el guion, pero ha sufrido varios retrasos tanto por falta de financiación como por la covid. Es una película pequeña y completamente independiente que a su director, Joaquín Carmona, le ha costado muchísimo levantar y a la que desde luego, si algo no le falta, es corazón, dice el actor, que se reconoce enamorado de su personaje.
Yo creo que es de los más bonitos que he hecho en mi vida, sobre todo por su recorrido y porque tiene muchos puentes hacia mi propia personalidad.
El peso de la máscara. Cuando conocemos a Coque, el protagonista de esta historia, acaba de salir de la cárcel. Ha pasado muchos años en prisión y se ha propuesto recuperar el contacto con su hijo (Óscar Casas), al que abandonó cuando era un niño. Coque es un hombre que ha madurado, que quiere redimirse y empezar de nuevo, pero pretende hacerlo sin mentiras ni simulacros. He trabajado al personaje como un tipo que está pagando las consecuencias de no haberse mostrado ante la sociedad tal y como realmente es, explica Tejero. En su juventud ocultó su auténtica orientación sexual y se casó con una mujer a la que hizo mucho daño. Coque ha sentido una gran culpa por ser diferente; aunque te digo, yo soy homosexual y nunca me he considerado diferente a nadie, pasa igual que con los que infravaloran la comedia frente al drama, que es el dedo acusador el que te señala y el que te hiere, pero no el que dicta lo que es verdad. Y créeme que yo sé lo que es ser señalado cruelmente, porque la infancia y adolescencia de Coque se parecen mucho a las mías, una época en que el padre era padre porque llevaba la comida a casa; y la madre era madre porque hacía sus labores y se preocupaba de que el niño no hiciera nada mal, pero nunca de si el niño hacía algo bien. Para un ser humano es muy difícil llegar a valorarse a sí mismo si nunca se ha sentido querido. De hecho, Tejero sufrió bullying de niño, hasta el punto de ser tratado, en sus palabras, como un despojo humano y de corregirse a sí mismo la pluma para no ser ridiculizado en el colegio, forzando la voz hacia su característico tono grave y con carraspera.
Ya ves, se me quedó esta voz sabinera de intentar ser un macho, reconoce con una risa sarcástica.
Carne de cañón. En Últimas voluntades, Coque está cargado de buenas intenciones, pero su hijo es carne de cañón, está
metido en el agujero de una espiral de desastres y la razón, según Tejero, es que se ha educado solo y repite el patrón de su padre. El chico no sabe construir otro tipo de vida, busca cariño, busca comprensión y, como no se lo dan, se comporta como un animal salvaje. Rodada íntegramente en Murcia, Últimas voluntades ha sido producida por las murcianas Biopic Films, Maskeline, Visual Foundry y la catalana La Charito Films, y la mayor parte del equipo es de la Región de Murcia, entre ellos los actores Carlos Santos y Salvador Serrano, que además es el coguionista junto a Helio Mira.
Un salto adelante. El actor cordobés reconoce que una de las ventajas de trabajar en TV es que le ha permitido la libertad de elegir proyectos pequeños como este e, incluso, de producir teatro. En diciembre estreno Camino al zoo, una obra de Edward Albee dirigida por Juan Luis Rubio. Además este mes también podréis verme en los cines con otra película hecha con poco presupuesto, pero con mucho cariño, La fortaleza, donde dirige Chiqui Carabante; y, estoy esperando el estreno de Los Farad, que es un gran proyecto de Prime Video dirigida por Mariano Barroso sobre una familia metida en el tráfico de armas en la Marbella de los 80. Fernando Tejero nos habla de todos sus nuevos proyectos con orgullo y vértigo. Después de muchos años de no ofrecerme lo que realmente quería parece que por fin la tortilla se ha dado la vuelta. Dice rompiendo, ahora sí, con la maldición del encasillamiento cómico que se empeña en negar…, pero también en rebatir. ◆