El bisturí teléfilo
SERIES AUTONÓMICAS: PROMESAS INCUMPLIDAS
Las series de ficción producidas por las cadenas autonómicas fueron en su momento clave para el desarrollo de un tejido industrial más allá de Madrid, a pesar de los años casi yermos de las Gran Recesión. De hecho, hubo un momento en el que pareció que estas series se colocaban no sólo en la primera línea de internacionalización de la ficción española (las catalanas Polseres vermelles y Merlí) sino que incluso sorteaban los apuros de su bajo presupuesto para convertirse en éxitos sorpresa (la gallega O sabor das margaridas). Sin embargo, este empuje se ha detenido en los últimos años. Véase el caso de Bojos per Molière, comedia del creador de Merlí, Héctor Lozano, ambientada en una escuela de arte dramático en los años 90, tristemente desinflada en audiencias. O Sicília sense morts, adaptación de la novela de Guillem Frontera para IB3, que apuntaba a ser una nueva Crematorio y pasó con más pena que gloria.
La coincidencia del renacimiento de la ficción en las cadenas autonómicas con el boom de la producción a nivel estatal puede que haya abierto algunas puertas, pero en general no ha ayudado al mantenimiento de un ecosistema favorable, ni a nivel presupuestario (músculo más imprescindible que nunca) ni en capacidad para retener el talento. Pocos primeros espadas de la industria (Lozano es una excepción) se han mantenido trabajando en cadenas autonómicas frente a las oportunidades de las grandes plataformas globales. Y, ahora, las marejadas políticas anticipan una navegación difícil para las cadenas autonómicas públicas y con ellas a su ficción. ◆