Desnutrición en África: mapas y datos para combatirla
En 2015, se estimaba que el 36,6% de los niños africanos menores de cinco años sufría retraso en el crecimiento por desnutrición. Este espeluznante porcentaje, sin embargo, suponía un gran avance respecto a la situación en 2000.No obstante,cuando se obtienen cifras promedio relativas a todo el continente se pierde el detalle de que en algunas zonas el progreso ha sido poco o incluso se ha producido un retroceso.
En este sentido, el Institute for Health and Metrics Evaluation de la Universidad de Washington, en Seattle, ha realizado mapas detallados de África entre 2000 y 2015 que ilustran la desnutrición infantil mediante tasas de retraso en el crecimiento, raquitismo y bajo peso.Su importante radica en que proporciona n un nivel de detalle casi hasta el nivel de la aldea. También destacan grandes disparidades, particularmente en áreas afectadas por conflictos. Hay pueblos donde todos los niños son demasiado bajos para su edad. En la mayoría del Sahel –franja semiárida desde el Atlántico hasta el mar Rojo–, persisten altas tasas de retraso del crecimiento, sin indicios de mejora. Porque los promedios nacionales tampoco cuen- tan la historia completa. En Kenia, por ejemplo, las tasas de raquitismo en niños menores de cinco años estaban por debajo del 6% de promedio a nivel nacional en 2015; sin embargo, en ciertas regiones con sequía y brotes de enfermedades, los niveles llegan al 28%.Chad tiene áreas de retraso en el crecimiento que superan el 50%, a pesar de un promedio nacional de alrededor del 37%. En Nigeria, vemos progresos en el sur, pero estancamiento y altas tasas de retraso del crecimiento en el norte, más seco y conflictivo. Esta precisión y detalle por zonas suponen un gran avance a la hora de actuar, porque indica a gobiernos, agencias internacionales y donantes dónde dirigir con exactitud los recursos y el apoyo. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible que los Estados miembros de la ONU respaldaron en 2015 incluyen reducir el retraso en el crecimiento. Los datos indican que ningún país africano está hoy en vías de lograr todos los objetivos sobre la erradicación del hambre, la seguridad alimentaria completa y la mejora de la nutrición.
De ahí la trascendencia de invertir también en datos, porque sin ellos disminuye la eficacia a la hora de destinar recursos, desarrollar políticas y rastrear resultados. Burkina Faso y Ghana son dos buenos ejemplos de los beneficios de recopilar regularmente y con frecuencia información sobre indicadores clave de nutrición, que se utilizan para decidir sobre políticas y programas.Los países que tienen la nutrición como una prioridad política ven resultados. Por ejemplo, la tasa de retraso del crecimiento en Senegal disminuyó en casi un tercio entre 2011 y 2015.