ARTE Y MISTERIO EN LAS PINTURAS RUPESTRES
Desde el encantador pueblo de Rojals, con espectaculares vistas de las montañas de Prades desde sus casi mil metros de altitud, hay que andar una hora entre pinares y encinares para llegar a los abrigos del Mas del Llort y el Portell de les Lletres, con excepcionales pinturas desde el Paleolítico hasta la Edad del Bronce. En el mismo barranco hay otros dos yacimientos, y una decena en el conjunto del macizo (aunque podría haber más, y otros con seguridad se habrán perdido para siempre).
Junto con el resto de abrigos de Tarragona (los hay en Ulldecona y en Capçanes, entre otros lugares) y los cientos descubiertos en Cataluña, Aragón, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Murcia y Andalucía, integran el Conjunto del arte rupestre del arco mediterrá- neo de la Península Ibérica, declarado Patrimonio Mundial en 1998. En Mas del Llort, artistas del Neolítico pintaron a cazadores y a sus presas, incluido un espectacular toro rojizo.A pocos metros, en el Portell, se representaron seis milenios después unas figuras semicirculares radiadas que podrían haber sido alguna clase de marcadores de tiempo. Pero nadie sabe en realidad por qué pintaban aquellos hombres.
Su estado de conservación es preocupante, y se han talado los árboles que les daban sombra para que el sol ayude a consolidar los fragmentos. “El paisaje es como el que vieron hace 10.000 años, aunque entonces habría menos pinos”, reflexiona el guía Josep Sanahuja, quien se lamenta de que “si no se hace nada, en una o dos generaciones estas joyas rupestres ya no se podrán contemplar”.