Glamour (Spain)

LAS TRES CARAS DE LA EMOCIÓN

-

unque llevamos toda la vida escuchando que el rostro es el espejo del alma, ha llegado el momento de poner esa máxima en entredicho. “Las bolsas fijadas bajo los párpados tras una etapa de haber dormido poco o las arruguitas que se marcan en la nariz tras un período de tensión pueden transmitir una falsa expresión de cómo nos encontramo­s realmente”, nos dicen las doctoras Mar Mira y Sofía Ruiz, directoras de la Clínica Mira + Cueto. Y es que, pasado el trance puntual, tú vuelves a dormir tus horas o te liberas del estrés; pero allí siguen la bolsa y las arrugas instaladas en tu rostro, diciendo de ti algo que no sientes. También puede suceder lo contrario: que forzando ciertas expresione­s logremos modificar nuestro estado de ánimo. Lo demuestra una investigac­ión llevada a cabo por Michelle Magid, doctora en Psiquiatrí­a de la Universida­d de Austin ( Texas). El estudio concluye que repitiendo de modo consciente la mueca de la risa, nuestro cerebro acciona neurotrans­misores que reducen la producción de cortisol –hormona del estrés– y liberan dopamina –asociada a los sentimient­os de motivación, sociabilid­ad y placer–. O que las arrugas que se marcan al fruncir el entrecejo están conectadas con la amígdala, la zona del cerebro de donde emergen emociones como el miedo o la ansiedad. Así que si relajamos dichas arrugas (con bótox, por ejemplo) pueden mitigarse las sensacione­s negativas, incluso mejorar los síntomas de la depresión.

La medicina estética- emocional, que plantea los retoques como mecanismos capaces de modular el estado de ánimo, celebra estos hallazgos. “En muchos casos lo que nos piden quienes acuden a consulta es ‘quiero que me quiten la cara de cansada’ más que ‘quiero parecer 10 años más joven’”, confiesan Mira y Ruiz. Se trata de ir un paso más allá del clásico antiaging, “conectar la expresión exterior con la interior, pues muchas veces lo que más preocupa a nuestros pacientes no son los

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain