Body PARTY
Cuando se trata del tamaño, la industria de la moda aún tiene por delante un largo camino por recorrer. Nicolette Mason explora la positividad del cuerpo, ¿se trata de una tendencia pasajera o estamos viviendo una auténtica revolución?
El día que conté en casa mi deseo de convertirme en editora de moda, mi familia me dio un consejo muy rotundo: “Tendrás que perder peso si tu intención es tomarte en serio ese trabajo”. Su reacción resonó en mi interior como el eco de ese gran miedo: era demasiado gorda para la moda. Por entonces usaba una talla 16 (que en EE UU equivale a una 46 europea), sentía como si con mi cuerpo estuviera escondiendo algún sucio secreto. Poco a poco, fui tejiendo mi carrera profesional en showrooms, entrevistando a diseñadores para Vogue Italia e intentando hacerme un sitio en el front row de la fashion week. Claramente, me convertí en la chica más grande del lugar y no importaba cómo me llamara, mi tamaño era algo imposible de esconder.
Pronto caí en la cuenta de que conocer y potenciar mi cuerpo
podría convertirse en un gesto de poder, incluso ayudarme positivamente en mi carrera. Cuando aterricé como colaboradora en esas prestigiosas revistas, sorteé demasiadas miradas que se fijaban en mí de forma maliciosa y preguntas sobre mi legitimidad o autoridad en tales medios. Todas esas personas me enviaban un claro mensaje subliminal: aunque estuviera invitada a la fiesta no pertenecía a ese lugar.
Aunque la positividad acerca del cuerpo se ha convertido en tendencia últimamente, es importante recordar que este ejercicio debe afianzarse también en la industria de la moda. Hay más diversidad y visibilidad de cuerpos curvy que nunca –gracias en parte a las Ashley Grahams del mundo– y hay toda una nueva generación de jóvenes modelos voluptuosas que se está construyendo.
Incluso cuando se trata de una decisión editorial de nuevos aires, la duda asalta a ciertos estilistas. “Caminaban como asustados de puntillas a mi alrededor exclamando: ‘Pues no sé, podemos ponerle cualquier cosa’”, cuenta Barbie Ferreira, protagonista de campañas para Aerie y American Apparel. No es coincidencia que haya una tendencia repentina con modelos de talla 12 en editoriales de moda, a pesar de que cuando preparábamos esta moda muchas marcas declinaban el préstamo de piezas al ver a nuestras modelos. Así, no es de extrañar que personas de más tamaño tengan una constante sensación de intrusismo en la industria. “Un día llegué a una sesión de fotos y el guardia de seguridad me preguntó: ‘¿Seguro
que eres modelo?, ¿seguro que tienes una sesión de fotos?”, recuerda Dounia Tazi, quien (a pesar del escepticismo de la moda) aglutina 100.000 followers en Instagram. Aunque nadie dijo que adentrarse en el fashion establishment fuera una tarea fácil. “Al final del día, tengo la sensación de ser un ejemplo para muchas chicas adolescentes”, comenta Diana Veras, fotografiada en estas páginas, a lo que Barbie añade orgullosa: “Si quieres ver a una chica curvy en una campaña high-fashion tendrás que hacerlo tú misma”.
Afortunadamente, el mundo curvy ya
cuenta con esa comunidad propia que representa el cambio sin complejos, tan necesario para marcas y diseñadores independientes de tallas grandes –como Zelie for She, firma de Elann Zelie establecida en Los Ángeles, o la etiqueta homónima de la rock star Beth Ditto lanza- da este año son capaces de crear y vender ropa para chicas como ellas–. Kate Spade New York también ha aumentado su rango de tamaño a la talla 16 y ha incluido a Paloma Elsesser, la modelo de tallas grandes en una reciente campaña. En New York Fashion Week, la modelo de talla 12 Candice Huffine desfiló para Sophie Theallet y Christian Siriano lanzó una colección de tallas grandes con Lane Bryant. Pero todos estos datos son tan sólo el comienzo de una larga batalla. La pregunta sigue siendo si la positividad ante el cuerpo es una especie de tendencia o un indicativo de que estamos viviendo una nueva era de iluminación. Por ahora, nos contentamos con el hecho de ver a tantas mujeres luchando por una mayor visibilidad y con la esperanza de que surjan muchas más opciones de nuevas marcas que te hagan sentir igual de guapa que el resto.