EL SLOW FASHION EL FUTURO
es adquirir prendas de calidad con un plus de exclusividad que nunca querrás dejar escapar de tus manos. Invertir en una prenda eterna es, de hecho, la forma más sincera de valorar la autenticidad de la misma y, en cierto modo, dotarla del valor emocional que se merece (no olvidemos el costoso proceso humano o animal que experimenta una colección hasta llegar a estar presente en la tiendas).
El lujo que se sostiene. El término slow fashion fue acuñado en 2007 por la escritora inglesa y experta en moda Kate Fletcher. Kate se centra en la fórmula consciente y justa de desarrollar la vida de una prenda. Un término que muchos expertos consideran el futuro más justo y esperanzador de la moda. Esta forma pausada de entender la industria en sus muchos vértices (producción, distribución, artesanía, calidad del tejido, nuevas técnicas de coloración…) es la alternativa al fast fashion. Una especie de revolución sostenible cuyo objetivo es proporcionar al consumidor la capacidad de diferenciar entre las adquisiciones producidas éticamente de las que no lo son. Resulta cuanto menos alentador la defensa de este tipo de consumo ahora que la industria de la moda experimenta un ritmo irrefrenable, en parte también por el proceso See Now/ Buy Now encabezado por Burberry, Tom Ford, Thakoon, Ralph Lauren, Tommy Hilfiger, Vetements, Michael Kors o Rebecca Minkoff. Hay quienes se oponen radicalmente a esta nueva fórmula de trabajar y comunicar en la industria. En ocasiones por saturación creativa, como fue el caso de Alber Elbaz o Raf Simons; en otras, por una firme oposición al ritmo vertiginoso. El director creativo de Gucci, Alessandro Michele,
MUCHOS EXPERTOS CONSIDERAN DE LA MODA