Glamour (Spain)

It’s ok. Así trabajarem­os en 2020

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empresa: diálogo, flexibilid­ad, empatía, diversidad. ¿Qué hay de cierto en ello? ELENA: Creo que hay mujeres con caracterís­ticas muy masculinas y hombres con caracterís­ticas muy femeninas. Ahora bien, también es cierto que el mundo profesiona­l se rige por reglas en general más masculinas: la excesiva competitiv­idad, el espíritu de tener que salir a cazar al cliente o la transacció­n, la exigencia de un crecimient­o exponencia­l y, por tanto, lineal, el no bajar nunca el ritmo a lo largo del mes, del trimestre, del año, etc. Una mayor participac­ión femenina en las organizaci­ones podría cambiar las reglas del juego hacia valores más femeninos, que vamos a necesitar impulsar más y más si queremos hacer de este mundo un espacio de convivenci­a sostenible: una mayor colaboraci­ón, un crecimient­o más cíclico, el cultivo de soluciones a largo plazo, una mayor empatía emocional, etc. GLAMOUR: La presidenta de Fedepe, Ana Bujaldón, dijo recienteme­nte: “Las mujeres siempre esperamos recibir el 50% de lo que nos merecemos y esto hay que cambiarlo”. ELENA: Es cierto que tradiciona­lmente la mujer ha tendido a trabajar más en la sombra y a estar más acostumbra­da a que el hombre se cuelgue las medallas del reconocimi­ento. Lo hemos visto a lo largo de la historia de la literatura, de la filosofía, del arte. En el mundo actual este fenómeno lo explica muy bien Sheryl Sandberg en su famoso libro Lean In, donde nos explica cómo tenemos que vencer esa inercia, cómo tenemos que vencer el perfeccion­ismo que nos impide decir que sí a una oportunida­d, porque no nos sentimos lo suficiente­mente preparadas. GLAMOUR: ¿Quizá es que tenemos miedo a triunfar? ELENA: Eso es cosa del pasado. A mí me rodean muchas mujeres con muchas ganas de éxito y de reconocimi­ento. Las barreras, más que psico - lógicas, están en nuestra naturaleza y en el sistema en el que vivimos. GLAMOUR: El techo de cristal sigue existiendo. ¿Cómo lo rompemos sin que los cristales nos hagan daño? ELENA: Afortunada­mente yo no he experiment­ado ese fenómeno que llaman techo de cristal. Siempre he estado a la orden de grandes jefas que ejercían un gran liderazgo en organizaci­ones de gran excelencia : universida­des de prestigio en Estados Unidos, medios de comunicaci­ón, uno de los despachos más grandes de Europa… Pienso que he tenido suerte. Así que cada vez que leo esta cuestión del techo de cristal pienso que tiene que ser muy frustrante. Confío en que en el sistema actual si una mujer quiere de verdad llegar a lo más alto lo puede hacer sin hacerse daño. Pero tiene que ser consciente de que tendrá que renunciar a muchas cosas asociadas a su carácter femenino, porque el sistema aún no está del todo maduro como para permitir una integració­n plena de la maternidad. GLAMOUR: ¿Deben las mujeres acceder a un empleo o a puestos de responsabi­lidad por sus méritos o por un sistema de cuotas? ELENA: Por ambas cosas, pero sobre todo por méritos. A mí me da la sensación de que las cuotas es una manera de forzar un sistema que está en un proceso de transforma­ción. Pero es cierto que si no se fuerza, el sistema no avanza. Así que las cuotas son, por el momento, como un par de muletas, que ayudan a que la cosa marche, pero que deberían ser transitori­as. GLAMOUR: ¿Cuáles son los puestos de trabajo más demandados hoy en día? ELENA: En mi consultora, Vinces, bus- camos inquietud, curiosidad, empatía, capacidad de juicio y de discernimi­ento. Chavales llenos de ilusión por aprender, con ganas de trabajar en equipo, de colaborar y de sacar lo mejor de sí mismos y de los demás. La profesión de consultorí­a en asuntos públicos que nosotros estamos desarrolla­ndo requiere de una formación en derecho, con una inquietud marcada por la política y el periodismo. Los perfiles que trabajan con nosotros se han formado fuera, que es un capítulo que considero totalmente obligatori­o, salir fuera de España, hablar inglés a la perfección y conocer cómo funcionan otros mercados. GLAMOUR: Si alguien te preguntase ahora mismo qué debe estudiar un joven para garantizar­se un futuro profesiona­l, ¿qué le recomendar­ías? ELENA: El mundo ha cambiado una barbaridad en 15 años. Estamos viviendo una revolución tecnológic­a sin precedente­s que está demandando cualidades muy diferentes a las que se nos exigía hace un tiempo. Así que no me atrevería a hablar tanto de carreras como de aptitudes: el dominio de la gestión emocional y el autoaprend­izaje, el lenguaje de programaci­ón, los idiomas, la creativida­d y el diseño. Obviamente las carreras de ciencia y tecnología tendrán más futuro, pero también se está hablando de la importanci­a de recuperar las humanidade­s. Parece que la antropolog­ía, la filosofía, la literatura vuelven a cobrar un peso en determinad­os ámbitos tecnológic­os. Dicho todo lo cual, sigo pensando en que cada uno tiene que perseguir aquello para lo que tiene una mayor inclinació­n, un mayor talento, un mayor don. Seth Godin en su libro Linchpin, Are You Indispensa­ble? habla de la importanci­a de la pasión en el trabajo del futuro. Todo aquél que no haga lo que ama puede verse amenazado de ser sustituido por una máquina.

”PARA TRIUNFAR HAY QUE RENUNCIAR A OTRAS COSAS”

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