Da en el clavo ( Juste un clou)
Ha conquistado a mujeres de todas las edades, trascendiendo hasta convertirse en un icono. Cartier renueva el mítico brazalete y lanza el primer collar de su colección Juste un Clou.
La multitud se arremolinaba ante el escaparate de la joyería de Cartier en Nueva York. Allí estaba uno de los diamantes más grandes que habían visto nunca, tenía 69,42 quilates y en los corrillos se comentaba que Richard Burton lo había adquirido en subasta por más de un millón de dólares para Liz Taylor, su esposa.
Así nació un icono. Era el año 1969, el mismo que la firma contrató a Aldo Cipullo, un emigrante que probó fortuna en América. A principios de los 70, cuando las reglas se quebraban y los discursos tradicionales eran cambiados por arengas anticonformistas, el diseñador italiano creaba una de las joyas más rompedoras de la firma. Era un brazalete que, tomando prestada la forma de un clavo, rompía, apropiándose de la cotidianidad, los cánones estéticos correctos para una firma de alta joyería. La pulsera pronto se convirtió en el símbolo de una época y en una joya icónica. En 2013, Cartier recuperó la pieza y lanzó la colección Juste un Clou, en la que el mítico clavo se retorcía en pendientes, sortijas y colgantes creados en oro rosa, amarillo y blanco. Ahora, la casa lanza una reinterpretación del brazalete que, en esta ocasión, se transforma en collar.