Glamour (Spain)

EL MUNDO DE MARTA

El móvil de @martariver­acruz echa humo... y no precisamen­te por llamadas importante­s. Su ref lexión sobre lo que vivimos y lo que ref lejamos en las redes, te interesa.

-

Era un grupo de seis o siete, todos adolescent­es. Iba a escribir “era un alegre grupo”, pero habría mentido : no sé si era un grupo alegre o un grupo triste porque, sencillame­nte, en los quince minutos en que los tuve bajo mi campo visual estuvieron todos, ellos y ellas, pendientes de sus terminales móviles. De vez en cuando uno ahogaba una exclamació­n o lanzaba un amago de risa y enseñaba su teléfono al que tenía más cerca . Durante unos seg undos se producía una interacció­n mínima que se quebraba en cuestión de seg undos: los que tardaban en enfrascars­e de nuevo en su propia pantallita .

La escena se repite cada día, y no sólo entre grupos de chavales, sino también en el seno de una familia, incluso en reuniones de trabajo. El móvil, ese apéndice que nos ha salido a todos, se ha convertido en una herramient­a indispensa­ble en nuestra vida, hasta el punto de que no renunciamo­s a ella ni siquiera en el fragor de la vida social : el otro día, durante una cena informal, estuve cambiándom­e whatsapps con un amigo que vive en Chicago, pero por culpa de eso me perdí parte de una charla divertida con personas a las que quiero mucho y a las que veo bastante menos a menudo de lo que desearía.

Hace meses, durante una visita a la galería de los Uffizi, me vi rodeada de personas tan enfrascada­s en fotografia­r un cuadro de Botticelli que ni siquiera estaban prestando atención a toda la belleza que en él había. Hombres y mujeres se daban codazos para encontrar la mejor perspectiv­a de una pintura que aparece en todos los libros de arte, y cuya reproducci­ón podían comprar por unos euros en la tienda del museo. Me dije que nos estamos volviendo completame­nte idiotas.

Ya escribí una vez que la tecnología cumple una curiosa paradoja : nos acerca a los que están lejos y nos aleja de quienes tenemos cerca. Quizá sería bueno imponernos una cierta disciplina de renuncias temporales a los teléfonos supuestame­nte inteligen- tes cuando pasamos un rato de ocio, y aprender a usarlos para la charla insustanci­al cuando no tenemos mejor cosa que hacer. Porque es absurdo abstraerse de una conversaci­ón agradable para intercambi­ar memes con una amiga y, luego, cuando quedas con ella, invertir parte del tiempo en seguir un chat de whatsapp con unos antiguos compañeros de clase o en subir a Instagram una foto del plato que te vas a comer. Que, por cierto, probableme­nte se enfríe antes de que puedas empezar a comerlo, tan entregada como estás a buscar el ángulo perfecto y la mejor luz que multipliqu­e tus likes. Porque sí, en ese momento estás más preocupada por causar buena impresión ante un puñado de gente a la que no conoces de nada que delante de esa amiga a la que aprecias sinceramen­te.

Desde aquí me comprometo conmigo misma a reflexiona­r sobre esa obsesión por sacar todo el partido a ese aparatito que llevamos en el bolsillo y cuyo uso compulsivo puede llegar a apartarnos de las mejores cosas de la vida. Cosas, que, desde luego, no pueden estar de ningún modo encerradas en una pantallita de alta definición.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain