La cultura se digitaliza
Más activas, comunicativas y táctiles que nunca, la moda y la cultura se funden con un propósito: responder a la generación millennial. Digital or die.
Ahora lo urgente y lo importante se comparte en formato secuencial. Las historias se llaman stories y el deseo se estudia desde esas empresas con tentáculos propios que son los big data. Ahora, la cultura entabla un idioma de símbolos que, de forma genuina y espontánea, ha ido creciendo al hilo de la conectividad. Se trata de un idioma que se presenta imprescindible, una vez superado aquel miedo a la gran sombra que internet proyectaba en sus comienzos. Qué lejos ha quedado.
Los datos son el todo. Todo ha cambiado mucho... y nada a la vez. Pero el estímulo está más presente que nunca y, ante todo y sobre todo, al alcance de cada mano. Por poner un ejemplo en términos económicos en lo que respecta al e-commerce, los datos hablan por sí solos. En España hemos pasado de unos 4.455 millones de euros obtenidos en el primer trimestre de 2015 a facturar 5.414 millones de euros en el primer trimestre de 2016. Un aumento de casi 1.000 millones más. Pero el crecimiento de la conectividad no sólo afecta a la moda desde el prisma del consumo. Ésta se presenta ahora más unida que nunca a la cultura a causa del efecto táctil, inmediato y cuantificable que el fenómeno de lo digital ejerce sobre ambos sectores paralelamente.
Terreno evolutivo. “Dijeron que lo digital mataría a la fotografía pero es al contrario. Lo digital hace que la fotografía sea aún más interesante, porque ahora todo el mundo puede hacer fotos. Lo mismo dijeron con las primeras cámaras Kodak en 1885” (David Bailey). Lo verdaderamente esencial para el ser humano no ha desaparecido. La generación millennial ostenta un grado significativo de importancia: ser la primera nacida bajo la influencia de esta gran red global que nos ocupa. Y como tal, comienza a ejercer su total hegemonía. Tanto es así que la cultura y la moda empiezan a cambiar radicalmente su manera de proceder y de operar. Un claro ejemplo de ello es F de Fendi, el nuevo microsite que la firma de lujo dedica a los millennials. Se trata de una plataforma digital que se presenta como un canal social y como vehículo para la expresión y exploración colectiva, que incluye contenido editorial con todo tipo de ideas: desde lugares a los que ir hasta personalidades. El acercamiento de Fendi a esta nueva generación de consumidores resuena como un mensaje de márketing alejado de la moda tradicional. Miuccia Prada es otra de las grandes visionarias del lujo que acercan su imaginario al
EL NUEVO CONSUMO ESTÁ UNIDO A LA CONECTIVIDAD
sector millennial desde diversas acciones en redes sociales. Tanto es así, que sus fashion films se han convertido en todo un fenómeno de culto. El último de ellos, Past Forward, está dirigido por el director David O.russell e interpretado por la actriz Allison Williams. Diseñado para poder ser disfrutado en múltiples dispositivos y ambientes: cine, galería de arte, social media y distribución online.
Mostrar el aquí y ahora. ¿Quién no ha codiciado nunca una de las míticas guías de viaje de Louis Vuitton? Ya no hace falta guardar listas de espera. En versión enriquecida y actualizada por exquisitos críticos culturales, sus célebres City Guides se presentan en versión online y como App. Este tipo de información, hasta ahora muy exclusiva, genera una especie de democratización del lujo. Otra experiencia que también se abre al mundo gracias a la digitalización es el propio proceso creativo de un artista. Como es el caso de la ilustradora Ana Juan, quien mediante tabletas, móviles y gafas de realidad virtual presenta su exposición Dibujando al otro lado ( Museo ABC hasta el 11 de junio). Por medio de estos artilugios, la artista se convierte en pionera en la manera de mostrar su trabajo. “Se trata de una aventura gráfica que nos acerca de manera diferente a un mundo de claroscuros, predominado por tonalidades cromáticas donde las sombras y las luces están realizadas con precisos trazos de lápiz de carbón”, explica la propia artista. Una aventura que deja de ser personal para siempre. From Selfie to Self-expression es otra de las muestras que nos acerca a la cultura digital este mes (en Saatchi Gallery hasta el 30 de mayo). Un claro ejemplo de cómo la visión de uno mismo se apodera y se proyecta desde siempre a través de las herramientas al alcance, antes del retrato.
En la propia piel. La digitalización llega hasta las bases de la moda, siendo el tejido su campo de batalla y de experimentación. Prendas que analizan tuits, telas que detectan enfermedades y ropa de procesos de reciclaje son los frentes en los que el diseño y la innovación afianzan su alianza. El futuro ya está aquí, como anunció en la Met Gala 2016, donde Karolina Kurkova desfiló con un vestido al que se le adaptó inteligencia artificial de IBM Watson, midiendo así tres tipos de emociones. La exposición Manus x Machina reunió unas 120 piezas con guiños tecnológicos, como el vestido de Hussein Chalayan que se movía por control remoto.