Y de repente SASSA
Es la chica del momento. Alessandra de Osma redefine el término it girl con su belleza clásica y libre de estridencias. Junto a ella, descubrimos la apuesta en maquillaje de YSL Beauté para este otoño: piel perfecta + labios intensos.
Su belleza tranquila no casa con el pretencioso título de it girl con el que la opinión pública la ha coronado. Alessandra de Osma (Lima, Perú, 1988), Sassa para sus allegados, llega a la sesión de fotos de GLAMOUR sin hacer ruido. Tímida en el trato y discreta en las formas, viste unos sencillos jeans y unas bailarinas de Pretty Ballerinas, firma que representa en su Perú natal. “A la hora de vestirme, elijo la comodidad. Detesto llevar prendas que me impidan respirar, me piquen y no me dejen disfrutar de la noche...”, asegura. Consciente del interés que suscita su próxima boda con Christian de Hannover, el hijo pequeño de Ernesto de Hannover y Chantal Hochuli, Sassa prefiere “separar el ámbito profesional y personal” y elude con elegancia las preguntas que afectan directa o indirectamente a su vida privada.
La joven empresaria, que también hizo sus pinitos como modelo, posa correcta frente a la cámara, aunque resulta evidente que no disfruta siendo el centro de atención. “A los 16 años, en un restaurante de Nueva York, se me acercó un representante de la agencia Ford. Al día siguiente, firmé un contrato de dos años como modelo. Estaba en mi último año de colegio en Lima, así que me lo pasé yendo y viniendo, siempre acompañada de mi madre [ la modelo Elizabeth Foy]. Viajaba a Nueva York para hacer cástings y regresaba al colegio. Al terminar, tuve que decidir si empezaba la carrera de Derecho o posponía los estudios un par de años para dedicarme a la moda. Y opté por lo primero.”
Cursaba tercero de carrera cuando se dio cuenta de que el Derecho no era lo suyo. Así que finalizó sus estudios –“soy muy constante y si empiezo algo, tengo que terminarlo”– y probó suerte en la industria de la moda pero, esta vez, desde otro ángulo. En Londres, hizo prácticas en el estudio del fotógrafo Mario Testino: “En aquel momento, Mario estaba a punto de abrir MATE, el Museo Mario Testino que está al lado del museo de mi familia en Lima [Museo Pedro de Osma], y le estuve ayudando con la organización de unas exposiciones en China. Fue interesante conocer el backstage de los editoriales de moda”. Ya en nuestro país, estudió el máster de Dirección de Empresas de Moda de ISEM Fashion Business School y, después, abrió su propia concept store en Lima, Isidra : “Queríamos tener un espacio situado en una zona de lujo de la ciudad para dar visibilidad a la moda peruana. Reunir en un mismo lugar a nuevos talentos y modistas consagrados. Me siento orgullosa de ser peruana y este sentimiento se acentúa aún más cuando vives fuera de tu país. Hace ocho años la gente me preguntaba : ‘¿Qué tiene de especial Perú?’. Ahora, gracias a Mario Testino, al chef Gastón Acurio, al tenor Juan Diego Flórez y otras personas reconocidas, podría decirse que mi país está de moda. De hecho, Mario vende en la tienda del museo una camiseta que dice: Qué difícil debe ser no ser peruano”.
Sassa ha viajado por todo el mundo. “He vivido en París, porque hice un intercambio con la universidad de la Sorbona de Lima, y he pasado temporadas cortas en Dubái –mi novio vivió allí–, en Londres y Nueva York.” ¿Y por qué Madrid? “Es una ciudad muy fácil y súper latina. Además de las razones obvias, como la comida y el clima, aquí me siento conectada con las costumbres, la gente, el idioma... Y antes era una de las pocas ciudades que tenían vuelo directo a Perú. Es el sitio en el que quiero vivir, al menos los próximos dos años. Después, ya se verá.” Entretanto, Sassa seguirá recorriendo Madrid en moto, visitando alguna de las exposiciones del museo ThyssenBornemisza o cenando en La Parra, uno de sus restaurantes favoritos de la capital. ¿Un plan a corto plazo? “Explorar otra faceta de la moda, esta vez como diseñadora de artículos de cuero, y retomar la edición de un libro sobre la sociedad limeña en la década de los 50.”