¿CREANDO UN GUETO?
El éxito de espacios o eventos sólo para mujeres suscita recelo y apoyo a partes iguales. ¿Es ésta la solución para frenar el acoso?
A FAVOR
Cuando las creadoras del festival de música sueco Bråvalla anunciaron que en la edición que tendrá lugar el año que viene sólo podrán acceder mujeres, lo hicieron por una poderosa razón: son incapaces de g arantizar la seg uridad de sus asistentes y e vitar que, como ocurrió este verano, la policía recibiese cuatro denuncias por violación y 21 por agresiones sexistas.
En España también se ha intentado hacer algo así. El Gaming Ladies, un evento sólo para mujeres gamers, se tuvo que cancelar el pasado verano por las amenazas que sufrieron sus participantes. En un sector tan masculinizado como el de los videojuegos, muchas de ellas soportan insultos machistas así como un trato condescendiente y ofensivo por parte de algunos hombres, que no ven “normal” que a una mujer le apetezca jugar a un videojuego.
Eventos sólo para hombres han existido siempre. ¿Hace falta recordar las sociedades gastronómicas vascas que no permiten la entrada de mujeres desde hace años? Lo interesante es que sus motivos, actualmente, no se relacionan con la discriminación sino con “seguir la tradición”.
En resumen: no es lo mismo crear espacios no mixtos para mujeres que para hombres. El empoderamiento y la liberación de las mujeres pasa por buscar entornos donde no vayan a ser ninguneadas, acosadas y humilladas y donde puedan compartir experiencias y apoyarse unas a otras. ¿Por qué no las dejamos?
EN CONTRA
¿Realmente prohibiendo la entrada de hombres a un festival de cine o de música se terminará de una vez por todas con los casos de violación y acoso? Según explica la socióloga Sonia García, no. “Creo que la solución pasa por un tema de e ducación en valores de ig ualdad, respeto y derechos. Si quieren hacerlo les va a dar ig ual que les dejes entrar o no, ya se encargarán de hacerlo desde otro lugar.”
En la última temporada de Girls, el personaje de Shoshanna acude a un centro de networking sólo para mujeres. No hay que olvidar que una de las mejores amigas de Lena Dunham, Audrey Helman, está detrás de The Wing, un espacio neoyorquino al que las mujeres, y sólo las mujeres, pueden ir a reunirse, trabajar y a nutrirse profesionalmente. Si queremos igualdad, ¿no sería mejor poder intercambiar opiniones y oportunidades laborales con los hombres también?
No todos los hombres acosan, discriminan o son opresores. Al igual que no a todas las mujeres las educan para ser sumisas o un cero a la izquierda. ¿Qué ocurre con aquéllos que apoyan la igualdad, que luchan por un mundo sin discriminación y que se muestran felices de trabajar o amar a las mujeres? Al final pagan justos por pecadores.
El feminismo busca la igualdad y la solución es actuar buscando esa igualdad. En la lucha contra la discriminación, toda ayuda es poca y los hombres pueden y deben jugar un papel necesario. Dejarles a un lado no ayuda en nada.