Cinco verdades de la cosmética farm-to-face
Obsesionada con la frescura, ética, auténtica, cero contaminante... Así es la nueva tendencia de belleza que llega directa del campo a tu piel.
en Instagram acumula ya más de 13.000 publicaciones. La cosmética farm-to-face –“de la granja a la cara”– es la última vuelta de tuerca de la belleza verde. Inspirada en la gastronomía farm-totable, esta tendencia eco traslada al cuidado de la piel los principios de frescura, ética y contaminación cero de restaurantes como Blue Hill (Nueva York), Azurmendi (País Vasco), We Are The Farm ( Tokio) y Gather (Berkeley, San Francisco).
Es fresca de verdad. Los cosméticos tradicionales están hechos con ingredientes sintéticos que son más baratos que sus equivalentes naturales”, explica Tata Harper, fundadora de la homónima marca farm-toface. “Contiene muchos conservantes, así que es posible que una crema tenga ya dos años cuando abres el frasco”, dice. La cosmética de granja usa ingredientes naturales que continúan frescos cuando llegan a la piel. “Es muy importante, porque a medida que el cosmético envejece, sus ingredientes se descomponen y no brindan los beneficios para los que estaba destinado”, dice Harper.
Es sostenible. Los restaurantes farm-to-table cultivan verduras y hortalizas en su propio huerto, y compran la carne, los lácteos y el pescado a granjas cercanas. En este tipo de cosmética, la caléndula, el aloe, la granada y la miel se cultivan localmente respetando los ciclos biológicos de la tierra. “Las materias primas provienen de ecosistemas libres de químicos y pesticidas”, dice Claire Lafon, fundadora de Apicia. “Contamos con una red de apicultores en Francia. El polen de jara se produce localmente a partir de una especie de arbusto que solo se da en España. El propóleo se cultiva en Brasil y México... Todas las materias primas se envían a nuestra fábrica en Francia, donde desarrollamos las fórmulas.”
Es artesanal. “No subcontratamos ninguna fase del proceso de producción”, dice Tata Harper. Las marcas de cosmética de granja tienen una estructura vertical. “Cultivamos con nuestras manos, formulamos en nuestro laboratorio y llenamos cada frasco en la factoría ubicada en la granja”, añade.
Es ética. La producción farm-to-face es cien por cien transparente y respeta el origen ético de los ingredientes. “Creemos que nunca habría que tener que elegir entre salud y eficacia. Entre lo natural y el lujo. O entre belleza e inteligencia”, afirma Harper.
No contamina. El comercio online es el principal sistema de venta de este tipo de marcas. Y no hay nada más irritante que recibir una enorme caja llena de plásticos con un pequeño frasco. El compromiso verde exige embalajes que reduzcan al mínimo el etiquetado, los plásticos y el cartón.
LAS CREMAS HECHAS EN GRANJA SON MÁS FRESCAS