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El glamour regresa gracias a una temporada explosiva, voluminosa y llamativa. El mejor y definitivo gran homenaje a los 80. Cindy Crawford, paradigma del poder de la ostentación, confirma –una vez más– que el exceso nunca es suficiente.
La mujer que consiguió que se escribiera el adjetivo súper antes de la palabra modelo y que creó la más anhelada marca americana tiene ahora 52 años. No hay nadie mejor que Cindy Crawford para personificar el nuevo look de la temporada que abraza el más destacado y ostentoso power dressing. Quedamos en Los Ángeles, el hogar de adopción de Cindy, donde toda la sofisticación del mundo viene de la mano de Chanel, Oscar de la Renta y Armani, entre otros. Una sesión donde encontramos velos, sombreros y siluetas marcadas por la exuberancia.
La pasarela se ha endurecido, ahora es oscura, dramática y emocionante: inundada de negro de pies a cabeza ( hemos visto looks góticos en Bottega Veneta, Saint Laurent, Dior y Prada) y sobrealimentada de diamantes y metálicos (como ejemplo el smoking de cristales de Giorgio Armani que lleva Crawford). Estamos ante provocadoras y melancólicas prendas, una inmaculada sastrería construida con la gran sensibilidad de la costura que llega a su esplendor en los abrigos y monos de Chanel o Fendi. Incluso casas que son sinónimos de propuestas más vaporosas, como Giambattista Valli, han girado hacia el lado oscuro. Los velos son una gran apuesta como los sombreros: todo se basa en proyectar y conjurar una presencia inolvidable y sigilosa.