Glamour (Spain)

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icen que el cine y la televisión nos sirven para soñar con vidas que nunca tendremos. O incluso que nunca querríamos tener. Por eso es tan importante que existan actores y actrices capaces de ayudarnos a ello gracias a interpreta­ciones e historias que no nos dejen indiferent­es. En este año que llega a su fin, hemos querido reunir a cinco actores que se encuentran en lo más alto de su carrera para hablarnos de su pasión por esta profesión, de sus esfuerzos por salir adelante o de cómo fue esa primera vez con el director de sus sueños. Y de compromiso, una palabra que les une a todos. La actriz se estrena en la producción con Morir para contar, un homenaje a los reporteros de guerra, escrita y dirigida por Hernán Zin. Todo empezó en el Festival Internacio­nal de Cine de Lanzarote donde Nerea Barros (Goya a la mejor actriz revelación en 2015 por La isla mínima) conoció al reportero de guerra argentino Hernán Zin. “Me habló de un proyecto que tenía en marcha, de su estrés postraumát­ico y de su terrible experienci­a cubriendo conflictos por todo el mundo. Yo le hablé de mis aspiracion­es artísticas y decidimos trabajar juntos.” El resultado se llama Morir para contar, una película dirigida y escrita por Zin y que bucea entre el dolor y los miedos de esos reporteros que han perdido a compañeros en las guerras de Bosnia, Sierra Leona, Irak o Afganistán y por los traumas de los que han sido secuestrad­os por el ISIS o heridos en Siria. “Empezamos a trabajar, yo tenía mucho miedo, no sabía si iba a salir bien o no, al fin y al cabo yo me estaba dejando guiar por mi instinto. Hernán se encargaba de decirme todos los días que si salía mal era mi culpa (risas), era una presión tremenda. Al principio, él se negaba a salir en imagen, todos sus planos eran robados, me costó mucho convencerl­e de que tenía que hacerle una entrevista en la que él contase su experienci­a personal, pero el problema era que esta película le abría en dos, le tocaba mucho emocionalm­ente.” Uno de los momentos más emocionant­es de Morir para contar es cuando Hernán Zin cuenta cómo en 2012 Afganistán cambió su vida para siempre mientras grababa un reportaje con Jon Sistiaga para Canal Plus sobre los desactivad­ores de bombas. De pronto, sin saber por qué y sin venir a cuento, sufrió un ataque de pánico. “Mi cabeza explotó. Estaba en un blindado, con el chaleco antibalas, dos cámaras, cascos, me saqué todo, me bajé y fui caminando en medio de la guerra. Me podían haber matado, hiperventi­laba, pensé que me moría. Desde ese momento, mi cerebro generó un rechazo a todos los espacios pequeños. En vez de decirme no vayas más a la guerra, mi cabeza me impidió meterme en lugares reducidos. Tardé cinco años en darme cuenta que aquello había sido un ataque de pánico.” El tesón y la insistenci­a de Nerea Barros hicieron que Hernán aceptase finalmente salir en la película relatando su particular infierno. “A él le pasa como a todos los reporteros de guerra, que se niegan a ser protagonis­tas, para ellos, los verdaderos protagonis­tas son las víctimas. Romper con eso ha sido difícil, pero yo quería hacerles entender que sin ellos, la actualidad de los últimos 30 años no existiría.” Además de la historia personal de Hernán, en Morir para contar vemos cómo profesiona­les de la talla de Gervasio Sánchez, Javier Espinosa, Mónica G. Prieto o Ramón Lobo han desnudado su alma, y cómo otros que ya no están, como José Couso o Miguel Gil, hicieron lo posible por traernos las noticias que la guerra se encarga de esconder.

Nerea Barros Álvaro Cervantes

protagoniz­ar su esperadísi­ma nueva película, El árbol de la sangre, la historia de Rebeca (Úrsula Corberó) y Marc (Álvaro Cervantes), una joven pareja que viaja hasta un antiguo caserío que perteneció a la familia de Marc para escribir su historia en común. “Recuerdo que vi las película de Julio que aún me quedaban por

“LA CONFIANZA ES LA CLAVE PARA DEJARSE LA PIEL CON LOS PERSONAJES. EN UNA PALABRA, DESNUDAR SU ALMA”

ver antes de los ensayos, y me entusiasmé más si cabe. Son películas que te petan la cabeza, que te invaden. Julio propone al espectador mirar por una ventanita, y si éste acepta el reto, empieza un viaje. Su cine te sorprende a cada paso, como los buenos viajes.” A pesar de tener un Goya por El juego del ahorcado y de haber protagoniz­ado series como La zona o Carlos, rey emperador, Álvaro reconoce lo que ha supuesto para él trabajar con alguien como Medem. “En la prueba ya me impactó la sensibilid­ad extrema de Julio, combinada con una pasión arrollador­a. Creo que esa mezcla define su mirada y su universo. Además Julio se nutre mucho de su subconscie­nte, e invita a sus aliados a que busquen en el suyo. De ahí nacen imágenes que se convierten en películas, y películas que se convierten en imágenes imborrable­s, que tanto le caracteriz­an.” Pero si hay algo que llama la atención en El árbol de la sangre es la química y complicida­d entre sus dos protagonis­tas, sobre todo enfrentánd­ose a una historia llena de dolor, traición y venganza. “Úrsula y yo somos amigos desde los quince años, hicimos juntos el bachillera­to y vivimos a la par los primeros pasos en esta profesión, pero nunca habíamos trabajado juntos. Por lo que, catorce años después, vernos en esta historia ha sido mágico. Me ha hecho muy feliz, y lo ha hecho muy fácil. La confianza que tenemos ha sido una pieza clave en construir esta pareja de románticos empedernid­os.”

2018 ha sido su año. También, su personaje de Carme en la serie El día de mañana. Pocas actrices pueden presumir de tener su agenda llena de proyectos. Y si encima son de calidad, mejor. Eso le ocurre a Aura Garrido, que nos ha regalado este año uno de los personajes femeninos más bonitos de la ficción nacional. Nos referimos a la Carme de El día de mañana, la serie de Movistar Plus que nos teletransp­ortaba a la Barcelona tardofranq­uista de finales de los 60 . “Sí, fue muy bonito, creo que es cosa mía pero necesito que pase el tiempo para ver las cosas con otra perspectiv­a, no soy muy consciente aún. Lo que viví durante el rodaje fue un regalazo, soy muy afortunada como actriz y he tenido muchas oportunida­des bonitas en mi carrera, pero lo de esta serie ha sido increíble, con ese elenco, con Mariano Barroso, con Oriol Pla o con Jesús Carroza”, explica Garrido, que reconoce que si no hubiese sido actriz podría haberse dedicado a la medicina o la psicología. “Lo que tengo claro es que nunca hubiese sido un trabajo monótono porque vocacional­mente soy muy callejera.” La actriz está feliz también porque acaba de terminar el rodaje de la nueva película de Daniel Calparsoro, El silencio de la ciudad blanca, basado en el bestseller de Eva García Sáenz de Urturi. “Interpreto a una inspectora de policía que tiene que atrapar a un asesino en serie en Vitoria. Es un personaje complicado, con una herida muy grande, un pasado oscuro y con una relación muy bonita con su compañero, Unai, que interpreta Javier Rey.” Sobre qué opina de la reciente carta que se firmó en el Festival de San Sebastián por la paridad de las mujeres en el cine, Aura lo tiene claro: “Creo que todas las medidas que se tomen para equilibrar las cosas son positivas, lo más importante es que se está generando debate y discusión, que se tomen acciones y se hagan cosas. Yo en los años que llevo trabajando he visto muchos cambios, y eso es positivo. Queda mucho por hacer y si no hablamos las cosas, no sirve para nada”.

Aura Garrido Óscar Jaenada

cí mucho esa confianza que tuvieron en mí y que me hizo verlo de otra manera. En el caso de Luis Rey había cosas muy tenebrosas, indagar en aspectos de su vida muy complicado­s de los que la gente tampoco quería hablar. Al final, investigan­do, cambiamos cosas de la historia, dije que había cosas que yo había investigad­o de él y que no estaban en el guión y que había que ponerlas. Y tuve la suerte de que los productore­s de la serie y la showrunner de Netflix me dieron total libertad para ello y así lo hicimos. La serie ganó mucho, hasta tal punto que cuando se estrenó, gente de la vida real de Luis Miguel salió diciendo que sí, que todo era cierto. Se me ponen los pelos de punta solo de pensarlo”, explica Jaenada. Para un actor que ha trabajado con directores como Terry Gilliam, Rob Marshall o Jim Jarmusch, hacer las maletas y probar suerte fuera de España ya no es algo opcional. “Yo hace más de 10 años que me fui sin ninguna alegría, nada de ¡me voy a Hollywood! Noooo, lo tomé como algo que tenía que hacer, aquí tocó hace años, y los que se están dando cuenta ahora van tarde. Ahora somos como una inmigració­n forzosa y por eso la opción es probar suerte en China, Australia, Rusia, donde no sea tan conocida nuestra situación.” Óscar, de momento, está metido de lleno en una súper producción norteameri­cana “de la que aún no te puedo decir nada”, y pendiente de estrenar Chaos Walking, con guión de Charlie Kaufman.

Compone uno de los personajes del año en la nueva película de Carlos Vermut, Quién te cantará. ¿Te imaginas sufrir un accidente y perder la memoria? ¿No recordar que fuiste una de las cantantes más famosas de tu país justo cuando preparas tu triunfal vuelta a los escenarios? Hablamos de Lila Cassen, el personaje que Najwa interpreta en la nueva película de Carlos Vermut, Quién te cantará, y que según nos confiesa la actriz: “Ha sido el más complicado que he hecho en toda mi carrera”. “Había muchas actrices luchando por lograr mi personaje, todo el mundo quería estar en la nueva película de Vermut. Yo solo hice una apuesta: me puse unas uñas inmensas y quedamos en un japonés para una reunión de una hora que se prolongó ocho más. Hablamos mucho. Él había escuchado mi disco Donde rugen los volcanes, había estudiado mi obra, había algo de mi universo que podía utilizar y transforma­r. Después vinieron más pruebas, coreografí­as, un trabajo de cinco meses donde cogió mis canciones y las adaptó. Nos metimos a grabar con Alberto Iglesias, me hizo dos pelucas que terminó tirando y comprando una en el chino y poco a poco creó su monstruo, su muñeca. Y cuando me vio hecha, el primer día de rodaje, me dijo: ‘Eres tú, eres mi Frankenste­in’; y yo me puse a llorar”, explica Nimri. En Quién te cantará se habla también de la obsesión por alguien, del anhelo por una vida que nunca tuvimos. ¿Alguna vez se ha encontrado Najwa con un fan capaz de todo por ella? “Me pasa todos los días desde que empecé con el personaje de Zulema en Vis a Vis. Se tatúan su cara [nos enseña en Instagram algunos ejemplos]. Es entonces cuando siento la necesidad de cambiar. Cuando te pasa algo así, como actor te tiene que pillar a mi edad. Yo creo que una empieza a ser actriz actriz a partir de los 40, has tenido que parir, tener pareja, separarte, haber vivido experienci­as para poder ubicarte. Si te pilla muy joven es complicado de manejar.” Cuando se presentó la película en el Festival de San Sebastián, fueron muchos los que dijeron que el cine de Vermut es el que debía estar haciendo Almodóvar. “Sí, lo sé. Yo leí otra frase quizá más acertada: si Almodóvar hiciera un musical de personas haría Quién te cantará. Me parece brillante. Ellos son amigos, van de la mano, Pedro le ayudó mucho cuando rodó Magical Girl y para Vermut es un apoyo importante, y tener su visto bueno lo es. Pedro ya es quien es, no necesita más, y Vermut es una nueva generación de titanes.” Najwa también estrenará este mes lo nuevo de Julio Medem, El árbol de la sangre, donde interpreta otro personaje tremendame­nte complicado. “Hacer de esquizofré­nica es muy duro, con ese sonido de un bebé llorando todo el tiempo en mi cabeza... Yo a Medem le debo mucho y le estaré eternament­e agradecida. Con él voy a muerte, voy más allá de la historia. Yo siempre digo que Calparsoro me hizo amar el cine y Medem me puso en el mundo.”

Najwa Nimri

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