Más amable, más bella
¿Y si los pequeños actos de amabilidad fueran el mejor tratamiento de belleza? Diversos estudios afirman que ser bondadoso te hace más feliz, fortalece tu sistema inmune y hasta mejora el aspecto de tu piel.
Ser amable no es fácil: la cantidad de esfuerzo emocional que se requiere para ser incondicional e implacablemente amable con cada persona que conoces supera la reserva de la resistencia humana, por lo que las personas amables son un recurso precioso y todos los demás, no. Los estudios respaldan las afirmaciones de que los humanos son intrínsecamente buenos y desinteresados; por ejemplo, un experimento de 2007 de la Universidad Yale confirmaba que los bebés se ven atraídos por las personas a las que presencian realizando actos positivos, demostrando así un temprano sentido del bien contra el mal.
Pero, ¿ dónde están esas personas en mi vida diaria?
¿ Son los mismos bebés que crecerán y aprenderán palabrotas? ¿Un inocente bebé podría convertirse en un agente del departamento de seguridad nacional que un día me hará llorar en el control del Aeropuerto Internacional de Cleveland Hopkins? Parece peligroso discutir con la ciencia en 2018, pero estos datos me resultan confusos. Si la bondad fuera fácil, todos serían como la Madre Teresa. Esos estudios ignoran el hecho de que la amabilidad puede ser algo muy difícil para los que no son precisamente bebés. Estamos seguros de que la bondad es un rasgo de la personalidad, pero es más como un músculo emocional que necesita ejercitarse de manera regular para que no se atrofie.
Y al igual que el ejercicio físico, la alegría es aparentemente gratificante para la salud en general. En las últimas décadas, los psicólogos han estudiado la psicología positiva que, en términos generales, describe una correlación
entre la felicidad y la buena vida o, tal y como la definirían un conjunto de personas inteligentes, una existencia rica y significativa. “Muchos estudios demuestran que existe un vínculo entre la emoción positiva y la salud física”, afirma Sonja Lyubomirsky, profesora de Psicología en la Universidad de California, Riverside. En un estudio, Lyubomirsky y sus compañeros pidieron a los sujetos que realizaran pequeños actos de bondad, como recoger basura todos los días durante cuatro semanas. Al final del experimento, se observó un cambio causal en las expresiones génicas de los leucocitos, lo que es consistente con las afirmaciones de que ser amable puede realmente fortalecer el sistema inmune. En mi vida he hecho algunas cosas claramente insanas a la hora de buscar salud y belleza. Me apunté a extrañas clases de gimnasia, todas ellas horribles, y comí pan paleo, libre de cereales y azúcar, igualmente horrible. También opté por las limpiezas de colon, aunque solo por vanidad. Comparado con todo esto, la amabilidad es rentable y de bajo riesgo. ¿Y si tal vez es la rutina de belleza que he estado buscando?
Le envié un correo electrónico a Martin Seligman,
el padre de la psicología positiva, para averiguarlo, pero se negó a hablar del tema porque, literalmente, ya escribió un libro al respecto. Su respuesta decía lo siguiente: “Lo siento, pero no estoy disponible. Flourish habla extensamente sobre esto”. La verdad es que su contestación no fue precisamente psicológicamente positiva o amable. A veces, pensé, es más fácil enviar un correo electrónico breve que aceptar una entrevista telefónica de 15 minutos, así que me identifico. Mi primer acto de bondad sería el perdón. El segundo, comprar su libro. En Flourish, Seligman asegura que la felicidad puede cultivarse y afirma, en el transcurso de sus 240 páginas, que las personas felices son personas sanas, puesto que la vitalidad atraviesa todos los aspectos de sus vidas: desde la salud económica hasta la profesional o el buen funcionamiento de su organismo.
También vincula la amabilidad directamente
con la felicidad como uno de los actos humanos que le dan sentido a la vida. Seligman lo describe como un ejercicio que te desafía “a encontrar una cosa completamente inesperada y a hacerla”. Una vez, después de esperar la fila durante 45 minutos para comprar sellos de un céntimo, Seligman compró 10 (9 euros en total) y los compartió con las personas que estaban detrás de él en la fila. Él lo describe como “uno de los momentos más satisfactorios” de su vida. William Fleeson, profesor de Psicología en la Universidad de Wake Forest, asegura que los actos de buena fe separan lo “moralmente excepcional” de lo que no lo es. Mientras que algunos investigadores de la amabilidad se centran en los pequeños gestos (abrirle la puerta a alguien o sonreír a los extraños), el trabajo de Fleeson se ocupa de lo “altamente moral”. Una cualidad de los actos moralmente excepcionales es el sacrificio: sonreír a alguien en el tren requiere muy poco esfuerzo; donar un órgano (o a una escala más pequeña comprar sellos para mucha gente) es sin duda más desinteresado y, por lo tanto, más amable. “Esa escala probablemente cambie el cálculo en términos de bienestar”, afirma Fleeson. Desafortunadamente, no existe un lugar seguro y conveniente para donar órganos en Brooklyn, así que decidí copiar el experimento de Seligman, pero con algunas modificaciones.
Como los sellos de un céntimo han salido de circulación, entré en una cafetería al azar, le pagué al camarero 10 euros por una elegante botella de agua y sutilmente le pedí que usara el cambio para pagar la siguiente cuenta. Había intentado que fuera un acto continuo de buena voluntad, pero en ese momento se produjo el caos en la cafetería: mi acto amable salió terriblemente mal. Primero, el camarero no escuchó mi pedido inicial y no entendió lo que le estaba pidiendo que hiciera. “¿Qué?” Gritó. En ese momento tuve que elevar mi voz para repetir mi acto de bondad. Esto despertó la atención de la mujer de detrás de mí, la cual se molestó. Claramente pensó que la estaba atacando. No había nada que esta mujer deseara más que no estar en esa cafetería en ese momento. “No tienes que hacer eso”, me dijo, y no lo hizo para ser educada. “También iba a comprar un panecillo de arándanos, así que...”, había convencido a todos, así que perdí mi oportunidad de ser bondadoso. Me disculpé, le di las gracias (¿por qué hice eso?) Y me fui de allí. Temía encontrarme con ella en el metro y me fui caminando al trabajo, lo que al menos redujo mi presión arterial. Fleeson me dijo que la buena
LA PSICOLOGÍA POSITIVA VINCULA LA FELICIDAD Y LA BUENA VIDA SER AMABLE PUEDE AYUDARTE A FORTALECER EL SISTEMA INMUNE
voluntad puede ser contraproducente y resultar irritante. “O condescendiente”, dice Lyubomirsky, quien hace una distinción entre bondad visible e invisible. La “bondad invisible” –como brindarle tu hombro a un amigo en privado para llorar– “promueve más la felicidad”, asegura. La “bondad visible”, –como ofrecerte a llevarle la compra a otra persona a la vista de todo el supermercado–, “puede hacer que alguien sienta que necesita ayuda”.
En la obra de Lyubomirsky, las muestras de gratitud
se califican como pequeños actos de bondad, así que, como Fleeson y Seligman me fallaron miserablemente, también decidí probarlos. La gratitud es grande porque es inherentemente desinteresada, el objetivo es exaltar a la otra persona y alegrarle el día. Durante una semana fui implacable con mi gratitud, no solo con extraños (“Muchas gracias por este batido, ¡es el mejor que he probado en mi vida!”), sino también con cartas de amor a mis amigos y familiares a través de imessage y del correo electrónico. “Eres una persona maravillosa”, le dije a mi novio, que parecía asustado. Me sentí bien, pero ¿era una forma de inducir el bienestar? No. Lamento sonar como una persona horrible, pero eso también es algo que quiero de mi nueva rutina: llenarme de cosas con significado.
No debería sorprender a nadie que Suecia, la tierra de los países nórdicos, tenga la solución. Plogging es una tendencia sueca de fitness que consiste en recoger basura mientras corres y que se ha hecho popular recientemente en Estados Unidos no solo por su impacto ambiental, sino porque el entrenamiento es mejor. Además de embellecer tu vecindario, como beneficio adicional, sentarte de cuclillas para recoger basura agrega un elemento HIIT que mejora tanto tus glúteos como tu karma.
Mi barrio es particularmente desagradable. Una mañana decidí hacerlo, así que salí desde mi apartamento con una bolsa de plástico y cuando tan solo había recorrido un kilómetro y medio ya estaba llena de basura: una impresionante variedad de cajas de cigarrillos y un puñado de recibos empapados por la lluvia (dos de ellos secos). Combinar mi footing con sentadillas ensalzó mis muslos, y al final, deseché mi bolsa de basura con una sensación de logro. Me sentí como un santo en comparación con los adictos al tabaco. Así que, sí, la amabilidad te hace más saludable, pero estoy seguro de que en alguna parte hay un argumento que afirma que el automejoramiento en realidad es una mala motivación. El término bienestar no solo describe la inmunidad o la salud del corazón, sino también una satisfacción con la vida que, lamento informarte, incluye a otras personas. No necesitas una razón para ser amable. No obstante, si lo eres, lee este artículo nuevamente, dile a tus amigos que los amas, pero por amor de Dios, nunca intentes pagar el café de alguien a escondidas.
¿LO ÚLTIMO EN FITNESS? PLOGGING, RECOGE BASURA MIENTRAS CORRES