PUNTO DE
“A mí lo que me funciona es dejarme llevar por mi instinto y no perder nunca la conexión con la realidad”
VISTA. Teatro Kamikaze
E
ste teatro, situado en el madrileño barrio de Embajadores, se ha convertido en uno de los más necesarios e importantes del momento, pero actualmente se encuentra en una situación económica complicada al no poder afrontar los gastos y recibir escasas ayudas públicas. Para reivindicar que el arte y la libertad creativa están por encima de todo, reunimos a cuatro actores que les une un vínculo profesional y personal con el Teatro Kamikaze. Ellos tienen la penúltima palabra. Texto: Elena Mandacen. Fotos: Aarón Serrano. Estilismo: Mapi Vidal y Loreto Quintanilla A pesar de ser el último Premio Nacional de Teatro y de que más de 100.000 espectadores se acercaron en 2018 a ver sus obras, la compañía anunció el pasado verano que la programación para la temporada 2019 será la última en el Pavón, pero no la última de la compañía. Tal y como explicaron sus socios hace unos meses, están a la espera de encontrar otro local en el que seguir albergando a nuevos dramaturgos. Y cuesta creer que un espacio que se llama Kamikaze y cuyas señas de identidad son el riesgo y la independencia tenga que verse en esta situación. Porque no nos olvidemos que el teatro tiene que ser sinónimo de libertad, de compromiso y de cercanía con un público que exige que cuando se abra el telón el mundo se pare por unos minutos.
resultado muy difícil hacer esto con otra persona”, nos explica emocionada la actriz. Sobre la importancia del teatro en nuestro país, Irene Escolar lo tiene muy claro: “Yo creo que el teatro funciona maravillosamente bien. El otro día en una de las funciones que he hecho estaban todas las butacas llenas, la gente tiene muchas ganas de ir al teatro. Lo que ocurre es que a diferencia de otras disciplinas, tiene mucho menos apoyo y no se le da toda la importancia necesaria. También creo que estaría bien que se pusieran en marcha medidas para atraer a un público más joven”. Irene, que ha hecho también cine y televisión, reconoce que subirse a un escenario es lo más difícil que hay. “En el teatro lo que hay es un nivel de exposición, de inmediatez y de dominio de uno mismo a nivel físico, vocal, técnico... que el cine lo requiere pero a otro nivel. Digamos que no hay mucho truco”.