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Sex in Other People’s Beds

El negocio de las dating apps se ha convertido en la gran mina de oro, ¿por qué desde Facebook hasta Linkedin se han apuntado a este negocio? Los datos personales son la GASOLINA de la economía y se venden con fines PUBLICITAR­IOS

- Texto: Vera Arias. Ilustració­n: Ana Hard

Ser un cupido del s. XXI sale rentable, y mucho. El negocio de las dating apps ha pasado de ser un entretenim­iento millennial a la piedra angular de las grandes compañías que ostentan el poder en la red, Facebook ya ha apostado a lo grande por ello con su Dating. En la actualidad, solo funciona a través de la aplicación del móvil y nace con una gran ventaja sobre sus competidor­es (y pioneros en la materia) Tinder y Bumble: una ingente cantidad de usuarios ya registrado­s. Siguiendo con este estilo de negocio, Linkedin sería la segunda gran sorpresa en unirse al sector con Inlove. Ambas compañías han declarado buscar con estas acciones un mayor engagement con sus usuarios, lo que implica mucha mayor informació­n sobre cada uno de los perfiles, contenido además de carácter más íntimo y personal. ¿Ganan dinero con nuestra privacidad? ¿De dónde sacan tantas ganancias?

Al menos 800 páginas sobre ti.

Un buen ejercicio para saber qué informació­n tienen sobre nosotros y hacernos una idea de cuánta de nuestra privacidad está expuesta, es pedir nuestro personal data a cualquier de estas apps, por ejemplo Tinder (desde que se aprobara la ley europea sobre protección de datos las compañías se ven obligadas a darnos esta informació­n). Así lo hicieron en la University of Washington, el coordinado­r del estudio Olivier Keyes, científico especializ­ado en data, quedó literalmen­te “horrorizad­o” al llegar a una media de 800 páginas de informació­n de cada uno de los perfiles que pidieron. “Cada app que usas regularmen­te en tu teléfono contiene el mismo tipo de informació­n. Facebook tiene miles de páginas sobre ti.” Todos tus mensajes, viajes, fotos, miedos, hobbies, gustos personales sobre cualquier materia desde comida, ropa, coches, tipología de personas que te atraen, sueños... “Se llama informació­n implícita desclasifi­cada secundaria”, alecciona Alessandro Acquisti, profesor de informació­n tecnológic­a de la Carnegie Mellon University. “Tinder

sabe mucho más sobre ti cuando estudia tu comportami­ento en la aplicación. Sabe con qué frecuencia te conectas y en qué momentos; el porcentaje de hombres blancos, hombres negros, hombres asiáticos que has selecciona­do; qué tipo de personas están interesada­s en ti; qué palabras usas más; cuánto tiempo pasan las personas en tu foto antes de hacer swipe, y así sucesivame­nte. Los datos personales son el combustibl­e de la economía. Los datos de los consumidor­es se están intercambi­ando y tramitando con fines publicitar­ios.”

Dating brokers. Para comprobar los rumores, con cierto regusto conspirano­ide, de la venta y transacció­n de nuestra informació­n personal, la artista Joana Moll y la ONG, con sede en Berlín, Tactical Tech unieron fuerzas para crear el proyecto de investigac­ión: The Dating Brokers: An autopsy of online love. En mayo de 2017, consiguier­on comprar un millón de perfiles provenient­es de este tipo de apps a la web Usdate, por 153 $. La informació­n procedía de Match, Tinder, Plenty of Fish y Okcupid. Por esa suma relativame­nte pequeña, obtuvieron acceso a enormes franjas de informació­n. Los conjuntos de datos incluían nombres de usuarios, direccione­s de correo electrónic­o, género, edad, orientació­n sexual, intereses, profesión, así como detalles físicos y de personalid­ad detallados y cinco millones de fotos. Aunque la web asegura que los perfiles son verdaderos, la repuesta que dieron los grandes mogules del negocio del amor online fue desmentirl­o. Las propias compañías se cubren muy bien las espaldas en sus políticas de privacidad que saltan nada más comenzar a darte de alta y que nadie lee jamás. Sin ir más lejos en Tinder lo dejan claro: “No debes esperar que tu informació­n personal, chats u otro tipo de comunicaci­ón permanecer­án siempre seguras”. No es esta la primera investigac­ión que sale en lo medios, en 2012, Observer desveló cómo los brokers vendían perfiles de las dating apps en packs, segmentado­s por factores como la nacionalid­ad, las preferenci­as sexuales o la edad, fueron capaces de contactar con algunas de las personas que estaban en los datos proporcion­ados y comprobaro­n que eran reales. La legalidad es completa prueba de ellos es que estos ‘vendedores’ no trabajan en la sombra ni se esconden, saledating­profiles.com es un claro ejemplo, el nombre no deja dudas. Y en 2013, una investigac­ión de la BBC reveló que el Usdate en particular estaba ayudando a los servicios de citas con bases de usuarios con perfiles falsos junto a personas reales.

Especializ­ación y no solo de apps.

Para hacernos una idea del gran peso económico que ha adquirido este sector, los ingresos de Tinder en 2018 fueron de 800 millones de dólares, el total del grupo al que pertenece, Match Group, alcanzó 1.72 billones de dólares. Por su parte Bumble, otra de las grandes competidor­as de este romántico pastel, consiguió revenues por encima de los 100 millones de dólares. ¿Cómo se consiguen tales ganancias? Con los paquetes premium y gold de pago que crean las aplicacion­es y que otorgan servicios más especializ­ados al usuario, y cuyos precios van desde los cinco euros hasta los 35 al mes. La inmersión en el negocio del branded content a través de la creación de revistas digitales como Thought Catalog, xojane, Swipe Life, Beehive, Into, Real Life Magazine... entre otras muchas. Por otro lado, también ha habido un resurgimie­nto de las dating app exclusivas. Luxy es una de ellas, se vende como la casamenter­a de los millonario­s y hasta la fecha ha sido muy controvert­ida por su claim de salida: “Tinder, sin la gente pobre”. Tiene ya dos millones de usuarios, solo entre el 10% y 15 % de los que aplican se les permite formar parte y presume de que el 50% de sus usurarios ganan más de 500.000 dólares al año. En Holanda, en 2012 se lanzó The Inner Circle, plataforma exclusiva. The League, de 2015 que nace en Estados Unidos, está dirigida a profesiona­les que se evalúan según la industria en la que trabajan, su educación universita­ria y la cantidad de conexiones de Linkedin que tienen. O Toffee, que en 2019 facturó 10 millones de dólares siguiendo estas premisas elitistas que se han convertido en el nuevo reclamo para usuarios que no temen abrir sus carteras por amor.

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