LIBROS. Los 140 caracteres resucitan la poesía. Justin Timberlake, una vida de libro

Lo que muchos pensaron p era una tendencia pasajera, se ha convertido en un resurgir de horizontes muy lejanos. La lírica vive su momento gracias a las redes sociales y sus protagonistas.

Cuando una top model de la categoría de Karlie Kloss, y de una profesión ajena totalmente a la literatura y mucho más a la poesía, parafrasea a un instapoeta en su IG (“My atoms love your atoms. It’s chemistry”, le dedicó a su ahora marido, la cita es de @atticuspoetry, le siguen cerca de un millón de personas), es que algo ha cambiado. Y para bien. Así nos lo confirman las cifras de ventas, alejadas siempre de metáforas y sentimentalismos, que erigen este género como una de las grandes sorpresas que nos ha proporcionado la literatura en la última década, a editoriales y lectores: Rupi Kaur, adalid de esta nueva generación de poetas, tiene 3,1 millones de seguidores en IG, su primer libro publicado Milk and Honey (2015), vendió más de 2,5 millones de copias (datos de NPD Bookscan), y el segundo, The Sun and Her Flowers (2018), ya va por las 800.000 copias; en suelo patrio también tenemos grandes fenómenos de ventas como Marwan, que superó los 80.000 ejemplares con su primer libro Todos mis futuros son contigo, y con el nuevo, Los amores imparables, va por el mismo camino (a su salida se alzó hasta la posición 17 del ránking de ventas de Cegal). Junto a él, otros autores de best sellers como Elvira Sastre, Ángel Zero o Luis Ramiro forman el escuadrón de los más buscados en las ferias del libro de toda España, con colas de hasta tres horas.

"Los 140 caracteres de un tuit admiten, en japonés, hasta una decena de haikus; en español, menos de tres; o cuatro endecasílabos o tres alejandrinos. Al mismo tiempo, en ese espacio cabe mucha poesía",

hacía esta pequeña reflexión el periodista Aurelio Asiain en la revista cultural Letras Libres. Pero ¿es la poesía 2.0 digna heredera de su sucesora? O ¿se ha convertido en otro producto de rápido y fácil consumo? "La última poesía de este siglo se debate, a cabezazos de emoticón, en los campos de batalla retuiteros. Renovadísima métrica de la que surgen, de sus trincheras, versos despiadados”, explicaba el periodista, poeta y novelista David Benedicte, en la presentación de su poemario #Poesía eres tuit (Unaria Ediciones).

ablamos a la gente como habla la gente, ponemos la poesía en la calle y a ras de asfalto. No es ni mejor ni peor, y de hecho a mí me encanta la literatura rusa del siglo XIX, pero entiendo que es un lenguaje complicado para cualquier adolescente. A la gente muy joven, la poesía siempre le ha sonado como algo difícil, antiguo o cursi... y la poesía como género en sí no lo es: es libre y puede ser lo que quiera. Respecto a escritoras y escritores que son criticados por su falta de calidad pese a vender miles de ejemplares... yo siempre digo que no hacen daño a nadie: si no te gustan no los leas. Aquí no estamos juzgando qué libros van a ser obras maestras y seguirán vendiéndose dentro de cien años, sino que hay un sector que parece creerse dueño de la poesía y no, señores, nadie puede ser dueño y tampoco decir qué es poesía y qué no lo es. Lo mejor es que cada uno siga su camino y que piense que muchas y muchos adolescentes que empiezan leyendo ciertos libros de esta llamada nueva poesía tal vez acaben leyendo a grandes poetas", nos comenta Luis Ramiro, que acaba de presentar su último libro Metralla y Purpurina (Planeta). Para Fanny Rubio, catedrática de Literatura Española en la Universidad Complutense de Madrid, especializada en poesía, no es tan claro que una cosa lleve a la otra: "A la vista está que, en general, no es así, por más que lo deseemos. Pero de pronto alguien se siente enganchado por una imagen, y entonces busca... y encuentra de entre el centenar de libros impactantes de la poesía de todos los tiempos, al autor que le ayuda a llegar al fondo del poema, que es el fondo del propio lector". Características que definen a esta nueva generación de poetas: la inmediatez a la hora de poder publicar sus versos, con una visibilidad internacional y con un feedback al instante; vocabulario y estructuras sencillas que llegan como un rayo al lector que no debe desentrañar el significado; y temas que indagan en el yo (muy propio en una sociedad tachada de fomentar el individualismo), en temas sociales intensos (violación, bullying, malos tratos) y reivindicativos. Y sí, el amor sigue siendo un top topic.

as preocupaciones de la sociedad, como el feminismo, traspasan los géneros, y la poesía no va a ser menos", nos señala Fanny Rubio, que también normaliza el hecho de que la nueva hornada de poetas sea muy joven: "Los medios y los productores de distintas artes tienen entre sus objetivos mostrar a una generación tras otra, como en las viñas las cosechas de cada año. Hoy, como ayer, ser muy joven, vende. Es ley de vida. Mañana será igual. Otra cosa es la poesía que se mantiene sobre el tiempo, frente al tiempo, y ahí coinciden poetas de todas las edades". "La poesía fue una mala palabra en el mundo editorial durante mucho tiempo", nos dice el poeta Tyler Knott Gregson (@ tylerknott) que cuenta con casi 400.000 seguidores. "Creo que la difusión de la poesía a través de los canales de las redes sociales está demostrando a los editores, y a los autoeditores, que existe un interés y que hay una manera de monetizarlo", continúa este autor que no puede evitar poner el punto optimista a un debate de verso libre.