David Stenbeck, @dovneon
La obra de @dovneon va directa a favoritos.
Todo el mundo necesita un héroe. David Stenbeck (@dovneon) lo encontró en Pier Paolo Pasolini. “Supongo que ha sido el verdadero héroe de mi vida. He pasado muchos periodos en Italia desde que era joven, pero no lo descubrí hasta que no tenía unos veinte años. Al principio, fue su cine, como Teorema (1968), lo que llamó mi atención; más tarde su crítica social, a menudo aludiendo a la colusión entre la clase trabajadora y la burguesía de su tiempo tanto de Italia como de Europa. Con los años era irreversible que su poesía me atrapara, como Le ceneri di Gramsci (1957). Sobre todo, por su personal y apenada visión de una grandilocuente Roma, ardiendo en una puesta de sol color pastel.” The Swimming Song, de Loudon Wainwright III, suena de nuevo en bucle mientras David observa cómo se pone el sol. Siempre ha sido “una criatura de la noche”, esa hora bruja en la que su creatividad se dispara. Mira de reojo la última copia de sus poemas, ese segundo libro que parece no va a terminar nunca y en el que lleva trabajando más de dos años. Su corazón es de poeta y recuerda con una sonrisa cómo con trece años escribía dramáticas obras de teatro y cómo fue en ese tiempo cuando adquirió la costumbre de quemar su obra, esa catártica manera de enfrentarse a la creación. A la decepción. ¿No nace el arte de esa imperiosa necesidad de criticar el orden social? ¿Los tejidos económicos que vertebran la sociedad? Una vez alguien le preguntó por qué necesitaba crear universos diferentes. “En resumen, porque podríamos hacerlo mejor. La sociedad moderna está cimentada en ideales ilusorios como el dinero, la propiedad o la jerarquía social. Estoy de acuerdo con algunos aspectos pero no con otros. La humanidad puede ser mucho mejor, y aquí estamos, con todo analógico, con coches apropiándose de nuestras ciudades, con carreteras en lugar de parques y las clases económicas librando sus propias batallas. Al final, la ciudad moderna se ha convertido en algo feo y antiintelectual. Deberíamos de centrarnos en ideales cualitativos para solventar nuestros problemas cuantitativos. Y estos son los problemas desde el punto de vista europeo. Hay muchos más. Debemos abrazar la revolución tecnológica. No pienso en los cambios tecnológicos, que van siguiendo su curso. Estoy pensando en el cambio intelectual, social y ambiental que debemos realizar. Encontrar un nuevo planeta podría ser la solución más rápida. Sé que yo iría.” De nuevo mira por la ventana, la oscuridad se cierne sobre el paisaje de Helsingborg, en su Suecia natal. Enciende una luz para seguir trabajando y, como cuando era pequeño, se queda fascinado por el juego de luces que se produce a través del cristal de su vaso de agua. De ahí partió todo, ¿no? De la luz y de su poder para crear nuevos universos aunque quepan en un vaso de colores de Ikea.