¿En qué se diferencian la cosmética japonesa, coreana y china?
Son como los palillos para comer: aunque parezcan iguales no tienen nada que ver.
1 K-beauty, o cómo enloquecer con mascarillas para todo, la regla de los 10 pasos y el maquillaje pop Las tiendas de cosmética en Seúl abren hasta las 11 de la noche, y no es raro, porque la belleza es el hobby nacional de hombres y mujeres de todas las edades. "Seguimos una rutina de 10 pasos mañana y noche. Probamos todas las novedades del mercado y usamos una mascarilla cada día", nos dice en Seúl Jin Han Lee, CEO de la marca When que trae a España El Corte Inglés. Les encanta el formato cushion para hidratantes, primers y base de maquillaje. No usan colorete y adoran los packagings de estética pop y la piel glossy. 2 J-beauty: por qué Japón lo está petando con la moda de la piel blanca y el rollo minimalista En Japón la cosmética tiene dos ingredientes que no se encuentran en ningún otro país del mundo: el orden y el tiempo. "Siguen el ritual saho: doble limpieza y doble hidratación", nos dicen en Sensai. Sus productos son los más vanguardistas y los más caros. La blancura de la piel se asocia a la belleza y a la nobleza, por eso abusan de los whitening. Adoran los envases minimalistas y los gadgets. Es superimportante el masaje facial –en círculos, presionando con las yemas de los dedos– y la esencia, que aplican antes del tónico. Sus ingredientes top: el té verde, el aceite de camelia y el extracto de sake. 3 C-beauty: mejillas sonrosadas, lujo asiático en tu neceser y perlas hasta en las cremas En China sobreviven marcas creadas hace cuatro siglos, en la época Imperial. "La cosmética es pureza, salud e higiene", nos dicen en la marca de alta cosmética Dai Chun Lin (su tienda está en C/ San Lucas 11, de Madrid). Su rutina no es tan larga como la de japos y coreanas. Usan activos de la medicina milenaria: baba de caracol, saliva de gorrión, ginseng... Se maquillan con aire inocente con mejillas sonrosadas sobre una piel blanquísima jamás tocada por el sol que protegen drásticamente desde niños. Su producto fetiche: el polvo de perlas, que aporta aminoácidos, absorbe los brillos y cierra los poros.