DOS SERIES PARA LAS CHICAS QUE SIEMPRE VEN UN CAPÍTULO MÁS ANTES DE IRSE A DORMIR
En modo maratón: Llegar a ser dios en Florida y Fargo 2.
Son solo tres minutos. Los suficientes para que quieras conocer un poco mejor a Krystal Stubbs, personaje que interpreta Kirsten Dunst en su nueva serie (Movistar) Llegar a ser dios en Florida. La actriz se mira al espejo, sonríe y de repente comienza a quitarse ella misma con un pequeño alicate los brackets que lleva puestos. Está harta de no sentirse sexy y de ser una ama de casa aburrida que trabaja en un parque acuático de Florida en la década de los 90. Una vez que se ha quitado los brackets, se da cuenta que es otra persona, que ya no tiene que fingir ser quien no es y que está dis
puesta a lo que sea por ser una diosa y no volver a sufrir más en su vida. Porque Krystal/kirsten tiene labia, poder y los atributos que uno necesita para triunfar y cargarse de una vez el famoso sueño americano. Y ser millonaria. Para conseguirlo, ha dejado por el camino muchas cosas, que no desvelaremos para no hacerte spoiler, pero que se pasan por su cabeza mientras se mira en el espejo. ESE ESPEJO. Porque una de las cosas más interesantes (y que harán que quieras ver más de un capítulo antes de irte a dormir) es la evolución del personaje de Kirsten, y que en cierto modo nos recuerda al que interpretó en 2015 en la segunda temporada de Fargo, la otra serie que te recomendamos este mes y en concreto el episodio final, uno de los más intensos que ha dado la ficción norteamericana. Palíndromo, que es como se llama, nos cuenta la huida de Peggy Blomquist y su marido carnicero Ed ( Jesse Plemons) cruzando Sioux Falls mientras esquivan los disparos de Hanzee Dent, ese temible ejecutor que quiere acabar con ellos. Es entonces cuando la pareja termina entrando en una tienda de alimentación y se esconde en una cámara frigorífica. Ed está herido de un disparo de bala y, vista la gravedad, le dice a su mujer: “Peg, no creo que salgamos de esta”. Para colmo, Hanzee les ha encontrado y trata de hacerles salir del frigorífico con humo. Exactamente igual que la película de nazis que Peggy vio en la cabaña y en el motel. Y es que, por mucha guerra de bandas, está claro que el espíritu aventurero de Peggy ha sido el culpable de esa desgracia que termina en drama: Ed fallece y Peggy es detenida; cuando vuelve a su casa en el coche de patrulla de Lou, el oficial de policía, pregunta si puede cumplir su condena en California, donde siempre ha querido ir. Es esa mirada, la de la heroína que debe alegrarse con el premio de consolación, la que eleva a Kirsten hasta tocar el cielo.