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¿No crees que ya es hora de volar solo?
Ihave a dream". Cuando Martin Luther King pronunció estas palabras en 1963 verbalizó un sentimiento común de la humanidad desde que el mundo es mundo. Pero tener un sueño y luchar por él son cosas bien distintas, especialmente en el ámbito profesional, en el que una vez que se toma un camino difícilmente se tienen las fuerzas y el valor de apartarse de él para adentrarse en el espeso bosque de la incertidumbre que representa el emprender nuevas aventuras laborales.
El ingeniero de telecomunicaciones Andrés Torrubia dio el salto al vacío en dos ocasiones. La primera abandonó su puesto en el CERN (Centro Europeo de Investigación Nuclear) en Suiza para fundar junto a su primo la empresa Trymedia, con sede en San Francisco y dedicada al e-commerce de videojuegos. Tras siete años la vendió por 34 millones de dólares, y volvió a reinventarse, esta vez cofundando FIXR, servicio de oferta y demanda de profesionales independientes, que se ha lanzado en EE UU y en España. Por otro lado fijémonos en el argentino Norman Vilalta, que a los 30 años abandonó su puesto en un importante bufete de abogados de Buenos Aires para perseguir un sueño: hacer zapatos. Marchó a Florencia para aprender el oficio y hoy satisface desde su atelier de Barcelona a una exigente clientela internacional que luce sus zapatos bespoke de más de 3.000 euros. O ahí está el paradigma del CEO de éxito, Steve Jobs, que ahorró dinero para dejar su primer trabajo en Atari e irse a la India en busca de iluminación.
No están los tiempos para ir dejando trabajos porque sí, cierto, pero perseguir tus sueños no es un simple porque sí y la vida es suficientemente corta como para pensárselo mucho. Cada vez más profesionales dan el paso y rompen con su puesto de trabajo para dedicarse a actividades o carreras que poco o nada tienen que ver con lo que venían haciendo. Las estadísticas dicen que dos tercios de los españoles tienen un hobby o una idea de negocio que, potencialmente, podría generarles un dinero extra. La pregunta es: ¿cómo lo hago?
Lo bueno de los momentos de precariedad en los que vivimos es que han ayudado a asimilar la nueva mentalidad que se resume en "mi trabajo es temporal". Se hace necesaria una redefinición del término estabilidad, ya que hoy poco tiene que ver con mantenerse en el mismo trabajo o en la misma empresa, ni siquiera en el mismo sector o en la misma carrera.
Es posible que necesites reinventarte y emprender un cambio radical, especialmente cuando el entorno es hostil. Esto es quizá lo más aterrador, ya que puede implicar dar pasos atrás y empezar de cero. No debe entenderse esto ni como un fracaso ni como algo indigno, todo lo contrario, con ello se demuestra que no se tiene miedo a entornos mutables que exigen una redefinición del sujeto continua. Debes tener claro que profesionalmente y como persona eres un ente poliédrico. Que solo hayas explorado una de tus caras profesionalmente hasta el momento no significa que no tengas capacidades latentes que pueden incluso ser más importantes. Olvida los prejuicios que limiten tus posibilidades de recolocarte, y no dudes en invertir en tu futuro, es decir, adquirir nuevas capacidades y habilidades que respondan a las exigencias del mercado de trabajo. Tu carrera está en tus manos y no en la de tus empleadores.
EN TODO CASO NO DEBES SENTIRTE SOLO en tu decisión. Un estudio del Indeed Hiring Lab que ha barajado una muestra de 430.000 profesionales pone de manifiesto que "a medida que la situación económica mejora, cada vez más gente en busca de empleo se mueve hacia el trabajo de sus sueños, y lo hace explorando carreras totalmente diferentes". La Encuesta Adecco sobre trayectoria profesional, realizada entre 4.000 personas activas de toda España, apunta a que 7 de cada 10 encuestados han desempeñado en algún momento de su carrera algún trabajo que no estaba relacionado con su formación o experiencia previa, y el 87% de estos piensan que les han reportado una experiencia positiva.
El primer paso es romper con la resignación laboral. En los tiempos que corren romper voluntariamente con un trabajo, aunque lo odies o tu jefe te haga la vida imposible, está considerado de descerebrados. Tener un trabajo, sea cual sea y en las condiciones que sean, siempre parece mejor que la incertidumbre de volver a la casilla de salida en el mercado laboral actual. Es muy importante tomar las decisiones evaluando tus posibilidades desde una perspectiva realista, con la cabeza fría, sin dejarse llevar por euforias
circunstanciales. "Primero debes plantearte qué quiero, de manera honesta y transparente, y eso no es fácil, ya que solemos autoengañarnos. Debes dedicar tiempo a conocerte a ti mismo", aconseja el coach Javier Villalva Basabe, CEO de Hoppcoach Ecología Humana, S. L., especialistas en innovación y reingeniería de procesos empresariales y en mejora de procesos. "Lo segundo es plantearte el nada con exceso, todo con medida, ser consciente de que tu decisión no te afecta solo a ti y recordar incluir otras áreas de tu vida en tu proyecto profesional. Un compañero imprescindible es tu pareja. Trabaja tus planes con tu pareja para que el viaje sea plenamente compartido", añade Javier. Para ello te puede ser de utilidad confeccionar una lista con los pros y contras de dar el paso, comparando el empleo que dejas con tus expectativas. No cometas el error de minimizar los obstáculos llevado por la ilusión, ya que la información de la que dispones es asimétrica; es decir, no conoces todo sobre la nueva empresa, el sector o tus futuros jefes. Evita idealizar las expectativas porque si bien estás seducido por la cara amable de tu nuevo empleo, tienes que tener claro que todo tiene otra faz menos reconfortante.
Revisa tus finanzas, has de estar seguro de que tu plan tiene sostenibilidad económica. Es posible que pasen meses antes de que consigas ese trabajo por el que has decido luchar o que tu propio negocio comience a rodar. Asimismo, antes de dar el paso, revisa todos los contratos que hayas firmado con tu empresa. La existencia de cláusulas de no competencia o de cualquier otro tipo que limite tus movimientos pueden hacer que te replantees tu hoja de ruta. También es importante que antes de nada copies toda la información relevante que poseas en la oficina, ya que una vez anunciada tu ida, las suspicacias de posible deslealtad crecerán a tu alrededor. "Solo teniendo claro qué quiero debes plantearte cómo voy a conseguirlo", explica Javier Villalva Basabe. "Debes planificar muy bien y conseguir al menos una mínima experiencia real en tu futura actividad. Eso debes hacerlo en tus ratos libres, sin abandonar aun tu trabajo actual. Es un error frecuente invertir en cosas que no añaden valor a tu proyecto. Apuesta por el cero desperdicios, cero despilfarros, máxima productividad. Y, en general, procura que tu trabajo y el de los demás resulte siempre RASS: rápido, agradable, simple y suficiente".
¿Has tomado la decisión? Pues es el momento de que sigas un protocolo de salida paso a paso. Libérate de rencores y olvida los malos momentos, tan solo quedan semanas para que emprendas una nueva vida. La sensación de liberación que sientes al tomar la decisión de marchar puede ser muy traicionera y dar rienda suelta a sentimientos negativos como la ira y la venganza. Reprímete si quieres salir con elegancia y tendiendo puentes. A continuación te ofrecemos una serie de consejos que quizá te puedan ayudar a tomar una decisión (acertada). 1. REPLANTÉATE UNA SERIE DE CUESTIONES CUÁNDO. Elige el momento justo, aunque más que elegirlo, el momento de abandonar tu actual trabajo has de construirlo. Todas las empresas tienen fases de más y menos actividad. Si decides dejar tu puesto cuando sabes que no dan abasto puede que las cosas se vuelvan un poco hostiles. Mejor hacerlo cuando la empresa pueda dedicar recursos a cubrir tu vacante. No dudes en ayudar a elegir a la persona adecuada y formarla, porque después de todo ya no quieres ese puesto.
QUIÉN. Al primero que has de comunicar tu marcha es a tu jefe. No permitas que tu decisión se convierta en un cotilleo de pasillo y tu superior se entere por terceras personas. Mantén con él una charla positiva, profesional y constructiva. Deja atrás la ira y el malestar que te ha llevado a la renuncia. Intenta salir en un clima amigable ya que nunca se sabe cómo y cuándo se volverán a cruzar vuestros caminos. Intenta sacarle una reacción positiva y sigue las recomendaciones de tu jefe cuando se lo comuniques.
QUÉ. Es posible que no sea necesario que redactes una carta de dimisión formal respetando los plazos estipulados, pero si debes hacerlo, que sea sencilla, ve directo al grano y no pierdas el tiempo en críticas y reproches. Si has conseguido mantener la actitud positiva con el jefe al que odias no termines por estropearlo.
POR QUÉ. Si te hacen una contraoferta para que permanezcas en la empresa no es malo aceptarla, pero ten presente siempre por qué te querías ir y actúa en consecuencia. De todas formas no te sientas ofendido si la empresa no se colapsa con tu marcha.
CÓMO. Dedica tiempo en los días previos a tu salida a despedirte de tus compañeros. Mantén una conversación personal con ellos y no dejes de poner de relieve los aspectos de su trato que más has disfrutado. Mantén contacto con ellos, plantéatelo como una rutina en tu agenda, y procura no hablar mal de la empresa o tus exjefes una vez fuera. A los superiores sería óptimo mandarles una nota por escrito y para los clientes confeccionar un mailing agradeciéndoles su trato y abriendo puertas para futuros contactos. Abandonar un trabajo con elegancia es todo un arte y no es difícil de conseguir si atemperas tu ánimo. Con una sonrisa, un apretón de manos y los mejores deseos para el futuro lograrás salir por la puerta grande.
"Abandonar un trabajo con elegancia es todo un arte, pero no es difícil de conseguir si atemperas tu ánimo y respetas los
tiempos y las formas"
2. NO ES DEPRESIÓN, ES NECESIDAD DE VOLAR Sabes que algo no funciona en tu actual empleo. Uno nota cuándo está en una situación así. Hay sentimientos en tu interior que te indican que quizás es el momento de presentar tu renuncia y buscar nuevos horizontes. Estos son algunos de los síntomas más alarmantes que te pueden llevar a buscar un nuevo empleo:
ESTANCAMIENTO. Sientes que no existe la posibilidad de crecer dentro de tu empresa, que obtener un aumento es algo prácticamente imposible o que una promoción es una utopía.
DESAZÓN. Algo bulle dentro de ti y necesitas un desafío nuevo. Te encuentras en un bucle de monotonía sin fin y la rutina ha hecho presa en ti. Te sientes claramente desaprovechado.
AHOGO. Necesitas más autonomía. Tus movimientos están excesivamente auditados y no hay lugar para las decisiones propias. Crees que más libertad te motivaría para crecer como profesional.
SOLEDAD. Requieres un mejor sistema de apoyo y en tu actual compañía no saben cómo ayudarte o no tienen manera de hacerlo. Te sientes incomprendido y desorientado.
APATÍA. Ya no disfrutas con tu trabajo. Quizá sea el entorno o tal vez simplemente necesites probar cosas nuevas. La falta de ilusión puede llevarte a la desidia y la negligencia.
DESACUERDO. La dirección de tu empresa, sus métodos y filosofía chocan con tus valores. Necesitas encontrar un lugar que comparta tu ética y con el que te puedas identificar.
3. HAZTE UNA LISTA Para tomar decisiones nada como reflexionar con papel y bolígrafo a mano:
ANTES. Compara tu trabajo actual con aquello a lo que aspiras. Ten en cuenta factores como la cercanía de la oficina a casa, el horario, la remuneración, las posibilidades de crecimiento en tu trayectoria profesional, etcétera. Solo cuando tengas una panorámica general podrás tomar una decisión de la que no te arrepientas.
DURANTE. Enumera las tareas a llevar a cabo en el proceso de despedida, desde la presentación de la carta de dimisión al rescate de datos de tu ordenador que pueden serte útiles en el futuro, o el mailing de despedida a clientes o proveedores.
DESPUÉS. Haz una lista de compañeros, jefes, clientes o proveedores con los que has trabajado y decide con cuáles es interesante mantener el contacto y pueden serte provechosos en el futuro.