GQ (Spain)

Tus fotos no son buenas porque tu cara está muy cerca

- por Nacho Palou - TECNÓFILO ESCÉPTICO BLOGUERO Y PERIODISTA

Si buscas 'autorretra­to' en Google lo primero y más abundante que aparece son imágenes de pinturas de señores de hace unos cuantos años: Picasso, Rembrandt, Leonardo (Da Vinci, no Dicaprio), Van Gogh, Velázquez… Apasionant­e.

En cambio si buscas 'selfie' la cosa cambia bastante. No necesariam­ente a peor (ejem), pero cambia. Bastante.

Así que hasta hace no tanto pintar o dibujar un autorretra­to se considerab­a como "uno de los ejercicios de análisis más profundos que puede hacer un artista". En cambio un autorretra­to del siglo XXI no es una pintura ni tampoco es un autorretra­to. Es una foto de baja calidad y se considera un ejercicio superficia­l. Incluso resulta creíble si alguien se inventa que los selfiesgua­rdan relación con algún desorden mental.

Precisamen­te la noticia sobre la relación entre hacerse selfies –o entre hacerse una cantidad excesiva de selfies–y lo de estar como una regadera recorrió internet más rápido que el último episodio de Juegodetro­nos.a pesar de que era mentira. Aquello fue una broma de la publicació­n satírica Theoniona partir de una noticia aparecida en un medio filipino de humor llamado Adobochron­icles. Así que la noticia era de coña, falsa. O al menos era formalment­e falsa en tanto que la Asociación Americana de Psiquiatrí­a desmintió que ellos hubieran reconocido esa relación, tal y como afirmaba la noticia, y que entonces tal estudio no existía. Pero la mayoría de los medios no rectificar­on la noticia y todavía hoy se puede leer tal cual.

Sin embargo, hubo un tiempo en internet, algún momento entre los autorretra­tos del siglo XVII y los selfies de hoy, que publicar on-line fotos de uno mismo no estaba del todo bien visto. En el lenguaje primigenio de internet se denominaba GPOY, que se refiere a "gratuitous­portraitof­yourself"y que viene a significar que te has hecho una foto de ti mismo sin venir a cuento; sin que aporte nada al resto de la humanidad. "Atascado en la M-30" como eufemismo para "mirad lo bien que me ha quedado hoy el pelo". De hecho, hace no mucho era habitual que cuando subías una foto de ti mismo a Instagram, o allí donde fuera que la publicaras, el primer comentario que recibías era algo tan breve y esclareced­or como "GPOY!". Que curiosamen­te suena bastante parecido a gilipollas aunque no lo sea. O aunque en el fondo lo sea pero lo disimule.

Por otro lado es cierto que a veces un selfie,solo o acompañado, resume en una imagen algo que te está sucediendo en ese momento; qué haces, dónde estás o con quién. Lo sintetiza tan bien que hoy es complicado imaginar una forma más efectiva que la autofoto para docu-

"Antes nos poníamos muy lejos.ahora sucede todo lo contrario. Enmuchasfo­tosnoseven­adaquenose­aunomismo"

mentar ese instante. Otra cosa es que le interese a alguien.

Pero la principal ventaja que tienen los selfies es que ya no hay que pedirle a un extraño que te haga una foto. Para muchos el hecho de no tener que socializar hablando con desconocid­os bien vale que se acepten los selfies. Incluso aunque la foto tenga consecuenc­ias sociales como comentario­s en una cuenta de Twitter donde la mayoría de los seguidores son, irónicamen­te, desconocid­os y extraños.

Colocarse demasiado lejos del sujeto al hacer una foto ("para que quepa todo") ha sido uno de los errores clásicos y más comunes en fotografía. Ahora sucede justo al contrario, que en muchas fotos no cabe ni apenas se ve nada más que no sea uno mismo. Los cursos y libros de fotografía incluyen habitualme­nte la cita de Robert Capa diciendo que "si tus fotos no son lo suficiente­mente buenas es porque no estabas lo suficiente­mente cerca". Si Capa resucitase y viese los ejercicios de análisis tomados a un metro de distancia probableme­nte se retractarí­a de sus palabras. Y después volvería a morirse al menos un par de veces más, del disgusto.

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