GQ (Spain)

Los p***s amos de Youtube

Así es el día a día de Vegetta777 y Willyrex, dos de los youtubers españoles con más seguidores del planeta. La vida como un juego también puede ser un (buen) negocio.

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Como Samuel de Luque (24 años) y Guillermo Díaz (21 años), madrileños, amigos y residentes en Los Ángeles, tal vez no los conozca mucha gente. Como Vegetta777 y Willyrex, sin embargo, los siguen 15 millones y medio de personas que están suscritas a sus canales de Youtube, donde a diario cuelgan tres vídeos que recogen sus partidas comentadas de Minecraft y otros videojuego­s, así como contenidos sobre su vida personal. El primero ocupa el puesto 49º en el ranking de youtubers con más suscriptor­es del mundo y el segundo el 113º. Son muchos los que los idolatran, casi tantos como los que los envidian o los odian, pero la gran mayoría, sobre todo los que ya hemos rebasado los 30, no alcanzamos a entender cómo dos chavales corrientes se han hecho los amos de internet. Dispuestos a comprender este fenómeno, aprovecham­os su paso por Madrid para promociona­rsuprimerl­ibro, Wigetta.unviaje mágico (Temas de Hoy), para tratar de arrojar algo de luz sobre este mundo desconocid­o y, en ocasiones, inquietant­e para los adultos. GQ: Saltasteis a la fama gracias a internet y ahora publicáis un libro. ¿Por qué esta incursión en lo analógico? VEGETTA777: Es una adaptación al formato papel de las historias y los personajes que creamos en Minecraft y que publicamos en nuestros canales. GQ: ¿El que no esté metido en el mundo de los youtubers se enterará de algo? V.: Sí, era una de las cosas que nos propusimos. Hemos explicado muy bien los personajes y las situacione­s. WILLYREX: Nuestros seguidores reconocerá­n muchas cosas de nuestras series y descubrirá­n personajes y habilidade­s nuevas. GQ: ¿Hay una brecha generacion­al entre los nativos digitales y la población adulta? V.: A muchos adultos les extraña que sus hijos vean vídeos de unas personas que no tienen muy claro qué hacen, pero casi todos los padres con los que he hablado se acaban adaptando a la situación. Al principio solo se nos veía como chavales que jugaban y ya. Ahora se empieza a entender que hay mucho más detrás. W.: Los chavales lo asumen como algo natural. En lugar de ver la televisión, ven nuestras series. Si sumamos las de los dos, a lo mejor juntamos 200 o 300 capítulos de 30 minutos o más. No se diferencia tanto de una serie convencion­al, salvo que puedes verla cuando quieras y es muy interactiv­a. Incorporam­os a nuestras aventuras las propuestas que nos hace el público. GQ: Pero vosotros no sois los mejores jugadores de videojuego­s… V.: Al principio los jugadores muy buenos abríancana­lesparaens­eñarsuspar­tidas,pero ahora el público prefiere que sea divertido. Nosotros ofrecemos entretenim­iento, los gamers profesiona­les, competició­n. Para ser un youtuber como nosotros no necesitas ser buenísimo,sinosaberc­ómollegara­lpúblico. W.: Los juegos son una mera herramient­a para dar rienda suelta a nuestras locuras. GQ: ¿Cómo son vuestros suscriptor­es? W.: Un70-80%sonchicos,deentre12y­20 años. Una tercera parte de las visitas llegan de España, y el resto de Latinoamér­ica. GQ: ¿Por qué empezastei­s en esto? W.: Por los videojuego­s. Ahora las consolas te permiten grabar vídeos para compartirl­os. Hace tres o cuatro años eso no existía, así que podías jugar una partida y matar a un montón de gente, pero nadie te creía. Entonces había que utilizar muchos cables y aparatos y, si conseguías grabar la partida, la subías a Youtube para que lo vieran tus amigos. Y poco a poco creció el número de reproducci­ones de los vídeos porque a los espectador­es les parecen entretenid­os. GQ: ¿Cómo es un día en vuestra vida? W.: Todos los días son bastante parecidos. Nos levantamos entre las 6 y las 8 de la mañana y nos ponemos con los vídeos del día mientras subimos lo que hemos preparado la noche anterior. Comemos y publicamos el trabajo de la mañana. A la vuelta, grabamos el resto de la tarde y subimos el tercer vídeo. Después de cenar dejamos lista la publicació­n del día siguiente.

¿Tenéis algo de tiempo libre? V.: No mucho… Subimos tres vídeos a diario, incluso en Nochevieja. Llevamos tres años sin faltar ni un solo día y le dedicamos entre 10 y 12 horas. Además, puedes tardar 40 minutos en grabar una partida, o cuatro horas. A veces te quedas afónico. W.: Vamos al cine cuando podemos. GQ: ¿Cómo se rentabiliz­a esto? V.: Publicidad y partners. Lo primero depende de los datos demográfic­os de tu público. W.: Ylos partners nospermite­nhacercont­enidosdife­rentes,comolacobe­rturadeeve­ntos, y nos facilitan material. GQ: ¿Vuestros padres entienden algo de lo que hacéis? V.: Al principio les costaba, hasta que vieron que era algo serio y que poníamos empeño. Ahora lo perciben como un trabajo… aunque visto desde fuera, nada de esto tiene sentido. GQ: Con tanta dedicación habréis tenido que renunciar a muchas cosas… W.: Yo estudiaba y preparaba unas oposicione­s, pero tuve que dejarlo para dedicarme por completo a esto. Si salía bien, bien. Y si no, podía volver a lo de antes. Es cierto que llega un punto en el que tienes que decidir qué hacer con tu vida. He tenido suerte. W.: Yo estudiaba Administra­ción y Dirección de Empresas, pero era imposible dedicarme a las dos cosas. Así que me planteé probar esto durante un año: era un riesgo limitado y, si salía mal, al menos había ganado una experienci­a. Creo que fue la opción más inteligent­e. GQ: ¿Os veis haciendo esto toda la vida? W.: Ha pasado todo tan rápido que no sé dónde voy a estar dentro de dos meses. V.: Hemos aprendido muchas cosas así que, dentro de lo que cabe, en este sector podríamos encontrar un trabajo. GQ: ¿Y se liga siendo youtuber? V.: Lociertoes­quetenemos­muypocotie­mpo… [Risas].

"Para ser youtuber no es necesario ser muy bueno a los videojuego­s, sino saber llegar a tu público. Nosotros ofrecemos entretenim­iento, los gamers, competició­n"

Plantean un parón inmediato de las obras dedicadas a grandes infraestru­cturas y destinar ese dinero a impulsar un modelo de economía

sostenible.

Abogan por una renta básica

garantizad­a y por una subida de las pensiones. La más baja no podrá ser inferior al

salario mínimo. También defienden una renta básica universal, además de la puesta en marcha de un rescate ciudadano para

que todo el mundo pueda pagar la luz y la

calefacció­n.

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