Caribe sin pulserita
REPÚBLICA DOMINICANA ofrece alternativas al todo incluido, desde playas sin gente hasta rincones para escapar. Van diez consejos por si la pulserita pica.
Te podría pasar a ti. Tus amigos te han convencido de que lo mejor para tu despedida de soltero es ir a un todo incluido. O tu chica, que dice que estás muy estresado. O tu familia, porque la abuela cumple 80 y hay que celebrarlo… Pero tú andas retorcido pensando más en el cuñado incluido. Así que te ves en un avión rumbo a República Dominicana con hordas de familias con niños gritones y estudiantes que beben a escondidas chupitos de Jägermeister y llaman a las azafatas "cari", mientras te pones ración doble de tapones para procurar llegar a destino sin que te detengan por tener "un día de furia". Tranquilo. Solo tienes que pensar que no eres el único y adoptar la flexibilidad de un junco. Aunque en la isla hay juncos, lo suyo es empezar bajo una palmera.
1. BUSCA UNA BUENA SOMBRA
La temperatura media anual de República Dominicana es de 25 ºc, así que puedes ir en cualquier época del año. Cierto es que
también tienen ciclones (la palabra huracán es de origen taíno, como 'hamaca', 'macuto' o 'barbacoa'). Pero para sentir el Caribe en su plenitud, una buena palmera queda mejor en la foto, una de esas que aguantan ciclones y lo que les echen. La isla cuenta con unas 8.000 especies de plantas, así que hay donde elegir. Una sugerencia: el árbol del uvero, uno de los más característicos del Caribe y que crece hasta la orilla. Pertenece a la familia de las Polygonaceae y su nombre en latín es Coccoloba uvifera. No hace falta que te comas los frutos, solo saca un libro y espera a que te entren ganas de darte un chapuzón
2. ENCUENTRA TU PLAYA
Piensa que más allá de Punta Cana hay otros 400 kilómetros de costa que abrazan infinitas playas de arena blanca, con sus correspondientes cocoteros y aguas azul turquesa. Las hay salvajes, privadas, populares… ¿Una? Isla Saona, situada dentro del Parque Regional Protegido del Este, frente a la provincia de Altagracia. Se llega en lancha o catamarán –este es un viajecito que por sí mismo merece la pena, aunque procura no empezar a beber antes de las 10 de la mañana…– y está repleta de playas vírgenes, así que, si tienes la mala suerte de coincidir con otra gente, marca tu pedazo de paraíso con la toalla, mira al horizonte y olvídate del resto.
4. IMAGINA TU PELÍCULA
El río Chavón, que discurre hacia el este de la isla y desemboca en la marina de La Romana es uno de esos lugares mágicos con espectaculares panorámicas que, según leyendas urbanas, sirvió de localización para algunas escenas de Apocalypse Now. Aunque eso no es cierto, el pueblo que lo corona, Altos de Chavón, es una muy cinematográfica réplica de un pueblo italiano del siglo XVI. Diseñado por Roberto Coppa, un italiano que solía hacer escenografías para la Paramount –llegó al país en los 70 para decorar la casa de sus amigos Silvana Mangano y Dino De Laurentiis–, conoció al propietario de los terrenos e inició la construcción de esta pequeña ciudad como si fuera un gran plató. Entre sus joyitas se encuentra, por ejemplo, una casa con cinco chimeneas, que por supuesto tampoco funcionan. En la capilla de San Estanislao se celebran bodas, porque a muchos estadounidenses les encanta pensar que están en la Toscana. Por cierto, Michael Jackson tampoco se casó aquí. Para compensar el asunto cartón-piedra, en esta pequeña ciudad se encuentra también una de las escuelas de arte más importantes –una especie de pequeña academia de talentos–, que desarrolla un programa de artistas en residencia en asociación con la firma suiza Davidoff. También hay un muy interesante museo arqueológico y un enorme anfiteatro de inspiración clásica con capacidad para 5.000 personas que inauguró Frank Sinatra en 1982.
5. BAILA, QUE TAMPOCO ES TAN DIFÍCIL
No podrás evitarlo: este es el país de Juan Luis Guerra. La bachata, el merengue o la salsa serán tu banda sonora, tu maná, tu café en el campo. La música está en cada rincón que se te ocurra, desde el aeropuerto a las casas, los baños, los hoteles o los taxis. Aquí todo suena y puedes moverte como te dé la gana. También hay sitio para la música electrónica. Una vez al año, el festival Desalia, organizado por Ron Barceló, acoge en la playa de Cabeza de Toro –una fabulosa reserva natural– a más de 5.000 personas en una noche única con los mejores DJ españoles y extranjeros.
6. PONTE COLONIAL
… Y dale una oportunidad a la historia. No dejes pasar una visita a la capital, Santo Domingo, cuya zona colonial fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. No en vano fue la primera ciudad europea en el Nuevo Mundo. Un paseo por la fortaleza Ozama, la catedral, el Baluarte del Conde o el parque Colón salpican una pequeña ciudadela empedradaconcafésytiendecitasdondecomprarmamajuana, esa bebida energizante elaborada con ron y una mezcla secreta de raíces y otras hierbas, que es considerada la viagra dominicana.másalládelafronterahistórica,siemprepuedes perderte en otro nudo de calles con casas enrejadas, cables enmarañados y al final, la frontera del malecón que te llevará a imaginar infinitas historias de piratas y conquistadores.
7. OTRAS ISLAS EN LA ISLA
Laínsulaacogeensulitoralotrasmuchasislasllamadas resorts. Pequeños oasis ajenos al bullicio de un país de puertas abiertas y colmados, y motillos, y voces, y música permanente. Ahora, dependiendo de en cuál te encuentres, tu paraíso también puede ser un infierno de actividades programadas, animadores piscineros o bufets temáticos. Un buen invento, en realidad, así que no protestes. Imagina cómo sería tu vida si se te hubiera ocurrido a ti esa simple idea de convertir un destino vacacional con todo lo necesario para un solo fin: rendirse al hedonismo. Eso es lo que ideó, allá por los 70, Frank Rainieri que, junto a Theodore Kheel, decidió sacarle partido a unos terrenos que apenas se explotaban con plantaciones de azúcar y que hoy conoces como Punta Cana. Ahora, la clave para disfrutar de este invento es tomarte las cosas con calma (la prisa mata), no hacerte demasiado amigo del animador, saber sacarle partido al bufet (sin comértelo todo) y, lo más importante, calcular los horarios de todo aquello que no quieres hacer. Si por el contrario estás en un primoroso resort con villas y carritos de golf a tu disposición, entonces podrás tirarte a la bartola y dejarte mecer por el lujo, que es un bien común a cualquier paraíso terrenal. Seguro que ya sabes que Oscar de la Renta o Julio Iglesias construyeron sus mansiones en La Romana, un exclusivo complejo residencial y hotelero con algunos de los mejores resorts de la isla, campos de golf y un clima primaveral todo el año. Tampoco es difícil acostumbrarse a vivir así.
8. PRUEBA COSAS NUEVAS
Olvídate del zumo de naranja. Bebe agua de coco y zumos de papaya. Come mangú, chivo y sancocho. No olvides que estás en una isla rodeada de mar y sus habitantes. El pescado fresco es un manjar, y aunque estas langostas no conocen los embistes de Vigo, aquí te sabrán a mar. Pero en cualquier caso las cosas nuevas no solo están en el bufet. Aprende a pescar o apuesta en el casino. En República Dominicana el juego –y no solo el béisbol es también otro deporte nacional, y encontrarás casinos en las ciudades, en casi todos los hoteles y resorts, con sus neones y sus amistosos anfitriones, y el sonido de fichas y monedas resonarán en tus oídos hasta el amanecer.
10. OTRAS PERSPECTIVAS
Las posibilidades de una isla son infinitas. Date un paseo en avioneta o bucea. Aquí puedes hacer casi todo lo que imagines: desde visitar cuevas hasta excursiones en kayac, pasando por practicar esquí acuático, nadar con tiburones nodriza o ir en catamarán. Si tu posición es más horizontal, dale al menos una oportunidad a este extraño y fascinante país a través de la literatura. Puedes elegir entre la célebre crónica de Mario Vargas Llosa sobre los últimos días de Leónidas Trujillo en La fiesta del chivo o dejarte llevar por La maravillosa vida breve de Óscar Wao, del dominicano Junot Díaz. O léelo a la vuelta. En cuanto subas de nuevo al avión, empezarás a echarla de menos.
1. PINTURA EN DEGRADADO Por primera vez, Porsche ofrece el Panamera en una pintura bicolor con degradado artesanal. Se pinta a mano para garantizar la homogeneidad. 2.ALTAS PRESTACIONES Con 570 CV de potencia y 750 Nm de par, el Panamera es una berlina que no tiene nada que envidiar a los superdeportivos más puros del mercado. Equipa de serie el nuevo Rear Seat Entertainment Plus, junto con el sistema de sonido envolvente High End de Burmester.
10. EQUIPAJE A JUEGO Debido al túnel de la transmisión, el maletero no es fácil. Por ello, Porsche ofrece un juego opcional de maletas de Poltrona Frau que se adapta al mismo. La fabricación de esta serie del Panamera está restringida a 100 unidades. Si deseas hacerte con uno, date prisa, porque solo quedan 25.