Visto y no visto
Por Vicente Gallart –
SU PRESENCIA EN el ámbito fashionista de Londres es constante desde hace bastantes años; y su pertenencia a una de las pandillas más solicitadas en los eventos de la capital inglesa le asegura siempre un hueco en la foto de rigor. Es el amigo guapo y diseñador oficial de Alexa Chung, Lily Allen, Pixie Geldof o Daisy Lowe, su perfecto acompañante a fiestas en las que, a menudo, él se encarga también de poner la música. ¿Una especie de David Delfín british? Efectivamente. Henry Holland fundó en 2008 su propia firma, House of Holland, tras obtener un enorme éxito con diseños de camisetas con mensaje que se inspiraban en los 80 y que promocionó a través de Myspace. Su aliada a la hora de hacer ruido fue la top andrógina Agyness Deyn y, al instante, las revistas inglesas no dudaron en coronarle como el creador pop más interesante del nuevo milenio. Hasta ahí, todo suena a boom que luego acaba en bluf. Pero no. A través de su magnífica web, Holland ha demostrado ser un auténtico businessman y ha logrado que su colorista propuesta crezca a través de accesorios, joyería, gafas de sol y… su primera colección para hombre (tras, por fin, hacer caso a las súplicas de su legión de admiradores). Su debut tuvo lugar en la última edición de la London Collections: Men y, al mismo tiempo que esta salía, ponía a la venta on-line –siguiendo la inteligente estrategia inaugurada por la firma Moschino: "Míralo ahora, deséalo ahora, cómpralo ahora"–. Holland propone a sus nuevos clientes vestirse con unas prendas que reinterpretan el look de tribus urbanas como los Teddy Boys o los ravers, jóvenes subculturas que, según su opinión, merecen una nueva lectura que conecte con la tendencia sporty actual. Resumiendo, un paso al frente de otro diseñador que ve en la moda masculina gran parte de su futuro creativo y empresarial. ¿Cuántos van ya?