LOS JUEGOS DEL HAMBRE
Por Antonio Ivorra -
LA HISTORIA DE LOS VINOS DE JEREZ ES MILENARIA.
La primera referencia escrita a las vides jerezanas procede del geógrafo griego Estrabón, en el siglo I a. C.. En estos días se celebran los 80 años de la publicación en La gaceta de Madrid (9 de marzo de 1935) de la Denominación de Origen de los Vinos de Jerez, que sirvió como punto de partida para otras D. O. de toda España. "Supuso un impulso definitivo para nuestros vinos: regulación de su producción y su control, la defensa de un nombre, y la promoción que ha ayudado a divulgar estos vinos tan especiales en los cinco continentes", nos contó César Saldaña, director general del Consejo Regulador. La producción media de las últimas tres campañas está en los 600.000 hl. Reino Unido se lleva el 50%; les siguen Holanda, Alemania y EE UU. España representa un tercio de las ventas totales. Andalucía es la primera en consumo; por detrás, Madrid y Barcelona, con muchos templos del jerez. País Vasco y Comunidad Valenciana están también en alza.
En nuestra tierra se consumen en el aperitivo. "Son unos vinos que por su versatilidad deberían ocupar un lugar privilegiado en la mesa", matiza Saldaña. Y es que el fino y la manzanilla son ideales para el tapeo, los aperitivos salados, el jamón ibérico o los frutos del mar. El amontillado, para el atún o los ahumados. El oloroso, para las carnes gelatinosas (carrillada) y los quesos curados.
El fino es el más importanre en término de volumen global. Los estilos Cream y Medium son los favoritos en Reino Unido, Holanda o Alemania. "Nuestros vinos son joyas para la enología internacional, son referencia en las mesas más distnguidas de todo el mundo", afirmó Beltrán Domecq, presidente del Consejo Regulador, en la recepción conmemorativa de este 80º aniversario de la D. O. de los Vinos de Jerez. Shakespeare ya sabía de lo que hablaba: "Que todas las bebidas están gorra en mano en presencia del viejo jerez".
Invernadero hidropónico
En una instalación de 10 hectáreas en Oakland desarrollan esta forma de cultivo sostenible que combina la producción de vegetales y peces en simbiosis. Las sobras del restaurante se acaban convirtiendo en alimento para peces como el esturión o el bagre del canal, que a su vez los convierten en nitratos, que purifican el agua y son un potente fertilizante para las verduras. Las mismas que luego sirven en deliciosos platos en el restaurante.